30/11/11

Reuniones

¡Hola a todos! Esta vez no me he hecho de esperar demasiado, ¿no? En principio, esta es una entrada corta, que aunque hay cosas que contar, ha sido una semana relativamente tranquila...

Kohe calentándose una hamburguesa.
Aquí ya se habían comido unas cuantas
Después de, más o menos, ponerme al día durante el fin de semana, el lunes se me fue todo al traste. Como el sábado me quedé hablando por gmail hasta tarde, el domingo no había quien durmiese, así que el lunes decidí no ir a clase de japonés por la mañana, y aprovechar para comprar algo de comida, que ya tocaba... aunque total, para tener que volver ayer, porque en vez de comprar "tomate rallado" compré "sopa de tomate y queso"; y un pan que tenía una pinta tremenda de ser integral... acabó siendo "pan de molde al chocolate"... Lo peor de esto es que me di cuenta antes de abrir las dos cosas, pero me da una pereza ir leyéndolo todo en japonés en el supermercado.... además, si ves un pan marrón, lo último que me espero es que sea de chocolate, ¿no?

Cuando llego al laboratorio por la tarde, me encuentro que es el día de la hamburguesa, algo parecido a aquello del takoyaki... Me pongo a charlar con Takahiro, mientras comemos hamburguesas (en principio solo 5 minutos porque estamos los dos muy liados) y cuando miro el reloj veo que hace 20 minutos que ha empezado una de mis clases... así que salgo corriendo. Menos mal que es el profesor más "occidentalizado" de todos los que tengo.

Cuando vuelvo de clase, a las 6 de la tarde, empiezo a recopilar la información que nos pidieron para preparar el viaje a Osaka, y me dicen los japoneses de comentar la reunión del viernes sobre el concurso, que si me viene bien a las 8, y les digo que me viene un poco mal... pero bueno, que intentaré que me de tiempo. A las 8 ya casi había terminado, así que nos ponemos a comentar el proyecto.... y se nos hacen las 11 de la noche, así que entre imprimir lo de Osaka y demás, llegué a casa a las 12 destrozado, y al otro día a madrugar. Al menos, ya sacamos algo en claro, y quedamos en reunirnos de nuevo hoy jueves antes de la reunión del mañana, y ya parece que ya vamos encontrando puntos en común.

Anteayer, después de faltar a otra clase para poder ir a la reunión, aclaramos lo que vamos a visitar en Osaka, y la verdad es que pinta muy bien. Ya os lo contaré cuando falte menos.

Meishi
Después de la reunión, quedé con el señor japonés aquel... Me da las tarjetas de visita (sin duda un muy buen gesto por su parte, pero ya me comentaréis qué os parecen...) y me presenta a una mujer con la que ya hablé por teléfono hace unas semanas. No voy a entrar en mucho detalle, pero el caso es que quieren que participe en varias actividades sobre españoles, como dar charlas en castellano y cosas así... yo lo siento mucho pero, si ya creo que me queda poco tiempo libre para disfrutar los pocos meses que me quedan aquí, no puedo dedicarme encima a esas cosas. De hecho, hasta me siento un poco acosado, por la forma en que me "ofrecen" sus actividades, por conseguir mi número de teléfono de manera misteriosa, y por no aceptar un no por respuesta cuando me ofrecen algo.

Pero bueno, no pasa nada. Sin duda es interesante conocer a nueva gente, y es una pena pero al final acabo siendo selectivo.

Ayer, además, tuve una clase que me perturbó bastante. Aquella asignatura sobre la energía que tanto me gustó el primer día, sigue siendo muy interesante, pero ha derivado únicamente al campo de estudio del profesor: las bombas de calor. Estoy aprendiendo muchísimo, pero a veces hay demasiada ecuación para lo que estoy acostumbrado. Lo peor vino ayer, cuando nos repartió unos apuntes en japonés. Juzgad vosotros mismos: no sé si son peores las ecuaciones triples (que aunque debería ser capaz de entenderlas, esa parte de mi cerebro está algo oxidada....) o los kanji... Al menos los kanji los puedo buscar en mi diccionario electrónico, ¿no?


Por último, por ser un gran tema de conversación de ascensor, vuelvo a hablaros del tiempo. Resulta que pese a no esperar nieve esta semana, ayer me desperté y estaba todo nevado, y vaya nevada....creo que el fin de semana lloverá, con lo que tal vez se derrita, aunque estos días estamos a unos constantes -3ºC...

Debido a este frío, los pasos de cebra se han vuelto peligrosos. Por las mañanas, todo genial, sobre todo si ha nevado. Por el día, la nieve se va fundiendo/compactando con las pisadas de las personas y el paso de vehículos (de hecho, la nieve de las carreteras se funde completamente). Por ese motivo, por la noche, cuando bajan aún más las temperaturas y disminuye el flujo de gente, esa película de agua se transforma en una superficie de hielo extremadamente resbaladiza. Así que la mayoría de las personas acaban cruzan los pasos de cebra andando como pingüinos, para no caerse y cruzar rapidísimo (como os he dicho, los coches funden toda la nieve, con lo que la capa de hielo es aún más plana en el asfalto, y por tanto más resbaladiza). Cuando vi al primer señor cruzando de esa manera pensé "Anda, ¡que gracioso!". Pero después de mi primer resbalón "serio" (en el que lo peor no es el daño que te haces al caer, sino ese momento que estás en el aire y te das cuenta del daño que te VAS a hacer), decidí imitarles. Bueno, en realidad me limito a cruzar con cuidado, sin levantar mucho los píes. Su sistema les permite cruzar realmente rápido, pero como todos los semáforos de la ciudad parecen ponerse en verde a la vez, por mucho que corra voy a pillar el siguiente en rojo, así que no tengo prisa.

Y aquí me despido. Este fin de semana más (espero...). Aunque hay fotos para esta entrada, a esta hora todo el mundo en mi residencia estamos conectados, así que la conexión va demasiado lenta para subirlas (no puedo ni abrir El País). Así que en cuanto pueda, actualizaré la entrada y pondré las fotos. ¡Hasta la próxima!

PD. ¡Tal vez vaya a pasar el año nuevo a Corea del Sur! Adriano va a ir, sea solo o acompañado, así que ayer nos ofreció a los demás acompañarle. Quizás se apunte Daniel, y yo casi he decidido que voy seguro. Ya os contaré el plan en detalle.

26/11/11

お久しぶり

 Ohisashiburi (el título de la entrada) es lo que se dice en japonés cuando hace mucho que no ves a alguien. Algo así como un "¡cuánto tiempo!". Creo que después de más de 10 días sin escribir y ni tan siquiera contestar comentarios y correos... es lo menos que puedo decir.

Creo que en la última entrada me quedé con que al día siguiente tenía una fiesta con un señor japonés, y os conté que acababa de nevar.

Al final aquellos días cayó una buena nevada, que duró 3 o 4 días, hasta que se fundió. Volvió a nevar un par de días después y de nuevo ya no queda nieve en la calle, y parece que esta semana tampoco va a nevar mucho, y me parece una pena, porque yo estoy encantado. Pensaba que iba a pasar más frío, pero para nada, por ahora es llevadero (aunque hay gente que no piensa como yo). Es un tema que sale mucho en clase de japonés, sobre todo si tenemos en cuenta que hemos estado estudiando varias formas de hacer predicciones en japonés, y el otro día dijo la profesora que probablemente quedará algo de nieve hasta abril, así que es probable que yo me vaya de la ciudad antes que el invierno...

El jueves quedé con el señor japonés (Okinuki). Al final no quedamos para la fiesta, sino para la invitación a la fiesta. Es un señor mayor, apasionado por la cultura española (ha estado varias veces en España, no recuerdo exactamente cuantas, pero era un número de 2 cifras), y que tiene una empresa que hace "cosas" utilizando como trabajadores disminuidos psíquicos. El martes que viene he vuelto a quedar con él, que me ha hecho unas tarjetas de visita (meishi, en japonés) y me las quiere dar. La verdad es que no creo que las use, porque ni tengo la necesidad de usarlas aún, ni creo que sea una tarjeta que vaya conmigo (la que él me dio él con su nombre era la típica que busca tener un aspecto desenfadado e informal: es decir, marquito con cosas de colores a lo plantilla hortera de Power Point con letras que, sin ser Comic Sans, se le parecen mucho. Obviamente, si conozco a algún arquitecto no le voy a entregar ESO). Pero bueno, ya os contaré...

 Gracias a que solo era una reunión para conocernos, me dio tiempo a llegar a la fiesta del Takoyaki que hicieron en el laboratorio, ya que siempre que un grupito tiene entrega al día siguiente, el resto de alumnos del laboratorio se encargan de hacer algo especial de cena para ayudarles. Imagino que es algo que harían un día y les gustó, así que se quedó como tradición y como una excusa para cocinar algo especial.

Takahiro y Konno cocinando takoyaki
El takoyaki es un plato típico de Kansai (la zona de Osaka y Kyoto) que creo haber contado ya alguna vez. Son unas bolitas de masa de "algo", que llevan un trozo de pulpo dentro ("tako" significa pulpo, y "yaki" significa cocinado/asado). La masa la venden preparada, a falta de añadir agua y huevo, y tiene una consistencia líquida, así que es muy fácil de verter sobre algo parecido a una gofrera (pero con hendiduras de forma semiesférica). Cuando está cocinado, se empuja con un palillo para darle la vuelta, y cocinarlo por el otro lado. La bola se queda crujiente por fuera, y esponjosa por dentro.

Pero, para que luego se diga que los japoneses no son creativos, decidieron innovar y cambiar el pulpo por otros ingredientes: palitos de cangrejo, atún en lata, queso, carne enlatada, kimchi (un plato coreano muy popular en Japón) e incluso natto (la soja fermentada que tanto me costó comer con los palillos aquella vez). La verdad es que lo pasé muy bien, cocinando con los del laboratorio, y acabé cogiendo el truco de darle la vuelta a las bolitas con bastante facilidad. Así que no descarto llevarme un aparatito de esos cuando vuelva, que son muy baratos, y cocinar algún día Takoyaki en España.

Lo único es que tuve que irme de la fiesta algo antes de que terminase porque había quedado con mis amigos para ir a comprar unas entradas, que el próximo día 10 viene Aerosmith a Sapporo, y vamos a ir a verlo. Vamos Wulan (Indonesa), Peng (Malasia), Daniel (Bulgaria), Adriano (Brasil), Kai (el de la foto del sushi) y Takahiro de mi laboratorio, una chica bosnia de mi residencia y tres amigas suyas (una jamaicana, otra servia, y la otra no lo sé). Así que con tantas culturas diferentes, seguro que lo pasamos genial.

Al día siguiente, fuimos a visitar la obra de Fujimoto Sou. Me levanté a las 6 de la mañana, y a las 7 salimos de Sapporo con un coche de alquiler (algo muy típico en Japón, y en este caso necesario al no estar los edificios cerca de ningún centro urbano). Fuimos Takahiro, Konno y Kohe.Visitamos 3 edificios suyos: una residencia para niños con retrasos mentales, una residencia para trabajadores o visitantes del centro, y una residencia para la rehabilitación de personas que han sufrido alguna crisis emocional o trastorno psíquico.

Las tres visitas nos la contó un trabajador (ya sabéis como les encanta sacar trapos sucios...) pero bueno, sin duda eran buenos edificios y las críticas se referían a aspectos menores. Los tres edificios tenían una intención clarísima de crear algo más que una serie de espacios conectados entre sí. El gran logro de estos edificios es darle la vuelta a la concepción de espacio de tránsito como espacio residual, y convertirlo en el verdadero protagonista, donde el resto de espacios o estancias son meras anécdotas.

Además, es una arquitectura donde el detalle está extremadamente trabajado, con huecos, escaleras, acabados... muy estudiados y que siempre potencian esa idea de enriquecer los espacios intermedios.

Una cosa que me llamó mucho la atención, aunque sea puramente anecdótico, es la poca altura libre de las puertas. La mayoría de ellas son de 1,80m, justificadas en parte por la presencia de niños en uno de los edificios (digo en parte, porque una puerta a un almacén o una cocina es muy discutible si va a ser usada por niños). Además, en la vivienda temporal, las partes inferiores de las limahoyas estaban en medio de las estancias, con lo que tenías un pico a 1,80m pintado de blanco, como casi toda la casa, y creo que habrá mucha gente que se dé mas de un golpe ahí.

La pena fue que no nos dejaron hacer fotos del interior (en teoría podíamos, pero nunca "quedaba tiempo" después de la visita). Me hizo mucha gracia ver a Konno realmente indignado, gesticulando a Takahiro cuando el hombre que nos acompañaba no le veía. Como ya os imaginaréis, es muy raro ver a un japonés llegar a ese "extremo".


Soba, con tiras de alga nori, y el caldo de pato a un lado
Acabamos un poco tarde, muertos de hambre, así que fuimos al pueblo cercano a un restaurante de soba (fideos de trigo sarraceno), donde los preparan con un caldo de pato buenísimo. Aunque también se toman calienten, la manera más tradicional es servir los fideos fríos, que se van mojando en un cuenco con el caldo/salsa. Takahiro y yo nos pedimos la versión grande... y menos mal, porque estaba increíblemente bueno, y no era tan grande.

Para acabar el día, acabamos en un onsen. Básicamente igual que el ofuro, con la diferencia de que habían varias piscinas, a diferentes temperaturas, y una de ellas era exterior, directamente con un tubito de aguas termales cayendo en ella. Era muy agradable.... aunque solo un rato. Cuando llevábamos 10-15 minutos, y veía como los japoneses cada vez tenían la cara más y más roja, tuve que irme un rato a la piscina de agua más fría de todas (y estos alucinado de verme en el frío, me decían que era masoquista...).

Cuando llegué a la residencia a eso de las 6 de la tarde, estaba a punto de empezar una fiesta de cumpleaños, de una chica americana, a la que pensaba que no iba a llegar, así que saqué dos cervezas que tenía en el frigo y me uní. Empezó a llegar más y más gente, y acabé conociendo a muchísimos japoneses con ansias de conocer extranjeros, y lo pasé muy bien.

Acabamos a las 10, y acabé yéndome a Susukino con algunos de la residencia, a un bar de estilo occidental, y acabamos jugando a juegos de cartas para beber, y algunos acabaron bastante mal. Cuando nos fuimos del bar, a eso de las 2 y pico, había un ambiente en el bar un poco sórdido, como en España a las 6 o las 7 de la mañana, con japoneses muy raros haciendo cosas muy raras.... ¡Ah! Y antes de irnos a dormir, el chico americano nos convenció a ir a Mc Donalds, que estábamos todos muertos de hambre. Una noche típicamente japonesa, ¿no?

Al otro día, fuimos Takahiro y yo a unas conferencias sobre arquitectura subterránea (iba a venir más gente, pero salieron fuerte el día de antes y no se levantaron a tiempo). El pobre se disculpó, porque fue una en francés, otra en inglés, y cuatro en japonés, pero fueron interesante igualmente. Uno de los que habló en japonés fue un señor finlandés que nos dejó a todos con la boca abierta. Espero algún día llegar a ese nivel...

Y ya en la semana, no me voy a detener demasiado: varios exámenes de japonés, presentación sobre Cartagena en clase de comunicación (una de las tres que tengo de japonés), y trabajando para la corrección con Ozawa sobre el concurso para el viernes.

El filetón de aquella noche... me acuerdo y me dan unas ganas de volver...
Como el miércoles era fiesta, el martes fuimos casi todos los del laboratorio a cenar a un sitio donde hacen carne a la plancha, y pedimos el filete más grande que tenían (no recuerdo el peso) y un cuenco de arroz también bastante grande. La carne estaba buenísima, el corte es diferente al nuestro, es como en diagonal, y salen unos filetes muy largos, que al cocinarlos se quedan tiernos y jugosos. Aunque me costó un poco acabarme el arroz (que me dejé para lo último, por si tenía que dejarme algo) al final pude con todo.

De allí fuimos a un sitio a beber, y al igual que en mi fiesta de bienvenida, empezaron a pedir muchísima comida para acompañar pese a la gran cena que tuvimos. Entre otras cosas, pidieron pulpo al wasabi (el pulpo crudo). Me preguntaron qué tal, y les dije que la verdad no me hacía mucha gracia, y les parecía muy extraño porque el pulpo del sushi también está crudo y me lo como sin problemas, pero por algún motivo, esto era diferente. Después de eso, me ofrecieron pedir un plato típico de Nagano de insectos de agua a la plancha. Por no cerrarme en banda, pregunté qué tipo de insectos eran, pues tal vez era algo aceptable.... Pero cuando me enseñaron la foto, y me los describieron como "pequeñas cucarachas", les dije que ni hablar...

Un momento muy divertido fue cuando, leyendo la carta, veo que solo hay dos postres. Leo el que está escrito en katakana, y como no entiendo a que palabra del inglés hace referencia, les pregunto a Takahiro y Konno. Me dicen que le pregunte al chico del laboratorio que siempre está durmiendo o jugando a juegos de Facebook, y que es bastante tímido. Le pregunto, se queda pensando un poco, empieza a decir cosas que no entiendo muy bien aunque Konno traduzca al inglés, y al final dice algo así como "es el origen de todo".... Cuando nos traen el plato, veo que son dos globos, con un pitorro, y helado de vanilla dentro, y en ese momento entiendo que el significado del katakana es "helado tetas".... Aunque muchos de ellos los han superado, como veis para algunas personas aún quedan muchos tabúes en Japón.

Como volví tarde esa noche, al otro día no madrugué, y casi no pude hacer nada ese día (estudiar un poco de japonés para el día siguiente, pensar un poco el concurso  y poco más). El jueves me puse a dibujar lo que tenía pensado para el concurso, y Konno y Otsuji me dijeron de comentar lo que teníamos cada uno, antes de la reunión del otro día. Al final estuvimos de 21 a 23:30, y tampoco sacamos mucho en claro. Al otro día, nos reunimos con el profesor a las 9 de la mañana, y hablamos durante otra hora. De nuevo, muchas ideas, pero ninguna conclusión. Este viernes nos reunimos de nuevo, así que a ver si ya ahí encarrilamos definitivamente el proyecto...

El fin de semana, por tanto, lo necesitaba para descansar y recuperar horas de sueño, terminar algunos asuntos atrasados y coger fuerzas para la semana que viene, que también me esperan algunos días intensos. Pero no os preocupéis, que no os voy a dejar abandonados de nuevo otros 10 días....

Para despedirme, foto de la nieve, como no podía ser menos, aunque sea hecha con el móvil. Como el invierno es largo, aún no tengo prisa por llevarme la reflex, que es algo que quiero hacer con calma. ¡Hasta la próxima!


16/11/11

El invierno se acerca...

Vaya... dije domingo o lunes y al final ha llegado el miércoles y aún sin escribir...

Esta semana es que he decidido dejarme el portátil en casa, ya que no tenía que hacer ningún trabajo en formato digital, y así mientras estoy en el laboratorio no me distraigo con otras cosas... pero claro, tampoco puedo escribir en el blog. Además, como he estado yendo a la piscina y comprando cosas que me hacían falta (como unas zapatillas deportivas o el plumífero de una vez por todas) al final llegaba tardísimo a casa.

Además, ya se nota que el otoño se está yendo, y creo que eso me hace ser menos activo. Los patos ya se han ido a Okinawa (que no había caído yo que emigraban, y estaba preocupado por como iban a sobrevivir en invierno), los árboles que tenían esas hojas de colores tan vivos empiezan a estar bastante pelado, y el termómetro hace días que no marca más de 5 o 6ºC como mucho. Anoche de hecho, marcaba 0ºC exactos a eso de las 8.

Por si fuera poco, aunque actualizaron la previsión del tiempo y no se esperaba para esta semana, salgo de hacer la compra y me cae un copo de nieve en la cara. No era mucha cosa, a penas era perceptible, pero me hizo muchísima ilusión. Eso sí, de camino a la piscina, cuando casi estaba llegando, empezó a nevar con algo más de fuerza y habían incluso remolinos como de niebla espesa. Cuando llegué al gimnasio, tenía el chaquetón lleno de motitas blancas, así que yo considero que nevó.... pero por lo visto para la gente que está acostumbrada a la nieve les pareció insignificante.

En cualquier caso, ya se siente que está llegando el invierno, por mucho que sepamos que va a ir a muchísimo peor.....

Por suerte, este fin de semana hizo un tiempo increíble. Y digo suerte, porque el sábado fui a un partido de fútbol en un estadio al descubierto y habría sido un desastre con el mal tiempo. Fuimos a ver al equipo local, que se llama Consadole ("consadore" si se pronuncia en japonés) y son malísimos. Aunque este año se están jugando ascender a primera, así que la gente lo está viviendo al máximo.

Nos sentamos en la zona de los fans del equipo, todos con sus camisetas y bufandas rojas y negras. Estuvieron las dos horas del partido cantando y animando al equipo... eso sí, al ritmo que marcaban dos chicos con un bombo y un megáfono... era callarse ellos, y todo el mundo se callaba. Además, eran inmunes a los goles, a las faltas o incluso a las tarjetas rojas; lo importante era cantar y animar, con una variedad tremenda de canciones que todos se sabían a la perfección (vale, la del vídeo es muy simple, pero las japonesas parecían complicadas). Aunque, en general, tenían muchas versiones de melodías conocidas (ya sabéis que la originalidad no suele ser el punto fuerte de los japos).


Por cierto, TODO el mundo conoce el fútbol español, y les encanta. Es el tema que todo el mundo me saca cuando les digo de donde soy (bueno, menos la rusa, que no sabe ni en qué continente está España). De hecho, hoy he conocido a una chica de Kirguistán en la piscina y se ha puesto a nombrarme a jugadores que no he escuchado en mi vida. Además, cuando les dije a mis amigos que era el primer partido de fútbol al que iba en mi vida, no me creían, se pensaban que me estaba quedando con ellos.

Después del partido que ganaron 2-0 (gracias al apoyo de Xavi, que vivió el partido "a la española" dando órdenes a los jugadores e insultando al árbitro... menos mal que nadie entendía español salvo él, su mujer y yo) fuimos 6 de nosotros a cenar al "callejón del ramen", que ese día había descuento.

Se ve sano, ¿a que sí?
El ramen, para los que no lo sepáis, es una sopa de fideos chinos (que son los únicos que podéis conocer en España, y los conocemos como "noodles"). Yo me pedí la de maíz y mantequilla. Era la misma que la de todos, pero con maíz cocido y con un buen corte de un bloque de mantequilla... no sé como no me explotó una arteria esa tarde...
De ahí, ya que estábamos en Susukino, fuimos a un karaoke y de allí a casa, que aunque solo eran las 9 de la noche, llevábamos desde las 10 de la mañana por ahí.

Por último, os cuento mis plantes para estos días, ya que no creo que lo pueda contar antes del sábado o domingo.

Mañana tengo una fiesta que celebra un señor japonés al que le apasiona la cultura española y que consiguió mi número no sé como. Por lo visto va a celebrar algo así como una navidad española... la verdad es que no me enteré muy bien. Hoy he convencido a unas chicas hispanas muy majas que conocí la semana pasada para que se vengan, así que seguro que lo pasamos genial.

Y el viernes no voy a clase (solo tengo una en todo el día, la más fácil de las tres que tengo de japonés) porque hemos concertado una cita para visitar un edificio de Sou Fujimoto que tiene en Hokkaido, a algo más de una hora de Sapporo, así que iremos a pasar el día. Voy con Takahiro y Konno (uno de los chicos que está conmigo en el proyecto del concurso).

Así que este fin de semana seguro que tengo muchas cosas que contar. ¡Y a ver que tiempo hace! ¡¡Disfrutad de vuestros 23 y 21ºC, cartageneros y valencianos!! Quien los pillase....

ACTUALIZACIÓN: ¡¡Acabo de mirar por la ventana y está todo cubierto de blanco!!

Perdonad la calidad, pero sin luz poco más podía hacer....

11/11/11

Resfriado

Todos sabíamos que entre el frío, la falta de fruta y verdura y las pocas horas de sueño tenía que pasar tarde o temprano: me he resfriado. Aunque yo esperaba que fuese más bien tarde y no tan temprano....

Empecé a sospechar cuando un compañero chino de clase de comunicación, que me tocó ese día de pareja, no dejaba de toser, y como no era japonés, no llevaba la mascarilla. Pero la verdad es que no pasa nada. Estoy bastante bien, solo tengo algo de mocos (por lo que tampoco llevo puesta la mascarilla), y creo que casi mejor pasarlo ahora, que hace buen tiempo y que me ha pillado "con fuerzas", a cogerlo en pleno invierno. De todas formas, estoy tomando un medicamento (fui a la farmacia y dije, literalmente: "es que sale nariz-agua..." y no porque no supiese una forma de decirlo mejor, sino porque "tener mocos" se dice "salir nariz-agua" y una forma de pedir las cosas es excusarte y dejar el resto de la oración en el aire. Interesante, ¿no?) Además, también tengo la ayuda del wasabi para despejarme....

La verdad es que creo que esta es una de las semanas que mejor estoy desde que llegué a Japón. Al fin consigo organizarme para acabar todo en un buen plazo (como por ejemplo el trabajo de Blasco Ibáñez y Odori Koen, que lo tuve listo en dos tardes y la profesora parece contenta), aunque eso no implica que me sobre tiempo, ya que estas tardes me he quedado charlando durante horas con la gente en el laboratorio.

Estoy muy contento, porque me noto muchísimo más suelto en Japonés. Entiendo la las dependientas cuando me ofrecen calentarme el onigiri en el konbini (que por cierto, meten la comida en el "microondas" unos 5 o 10 segundos y se calienta hasta un punto que es imposible comértelo... no sé cómo lo hacen), me estoy comunicando mucho en el laboratorio y cuando vamos a cenar, y Takahiro y compañía no dejan de felicitarme. Además, estoy aprendiendo muchas palabras muy suyas, y sobre todo me hacen mucha gracia las onomatopeyas (por ejemplo, "pera-pera" significa "hablar con soltura").

El único problema es que, aunque hablo con mucha soltura, ello supone menos tiempo para pensar las cosas, y acabo mezclando estilos de habla. En clase, sobre todo aprendemos el japonés "estandar", aquel que usas para hablar en la mayoría de ocasiones, algo así como el usted (pero que se aplica en más ámbitos de la vida diaria, por ejemplo entre compañeros de laboratorio si están en niveles diferentes, por ejemplo, Takahiro que es alumno de máster, tiene que hablar así a los alumnos que están con el doctorado). Acostumbrado a ese lenguaje, me costó adaptarme al lenguaje coloquial, que he de usar con Takahiro y que en realidad utilizo con todos los del laboratorio y ellos conmigo, sobre todo porque ellos lo perciben como un lenguaje más sencillo. Pero no lo es. Si ya de por sí el japonés es un idioma que omite muchísima información, la forma entre amigos (o tomodachi) aún más, y puedes tener conversaciones completas casi sin usar verbos. Os pongo un ejemplo en español y luego como se dice literalmente en japonés:

ESPAÑOL:
-Buenas, ¿qué tal?
-Bien, ¿y tú?
-Bien, gracias.

JAPONÉS literal:
-Días. Sano?
-Hm, sano. Sano?
-Hm, sano.

Por eso, a veces parece que "necesitas" terminar las frases y no sabes como, y se te acaban escapando partículas o expresiones que solo se usan para expresar respeto. Y ocurre lo contrario cuando voy a una tienda, me preguntan algo, y les contento como si fuesen colegas de toda la vida, porque es la forma en la que más hablo. Y todo esto porque a penas tengo nociones sobre la forma de respeto (llamada "keigo") que es la que debería usar con profesores y en muchos casos en las tiendas.

Además, al poder comunicarnos mejor, ya nos gastamos bromas con chistes muy sencillitos, se ríen conmigo (que no "de mi") cuando digo algún disparate en japonés, y cosas por el estilo.

Por último, el poder hacer deporte también ha hecho que me sienta genial. Ayer fui por segunda vez a la piscina, y esta vez ya nadé mis 2000 metros, que es lo que solía hacer en Valencia ultimamente. Como ayer tenía todo hecho (los deberes y el examen de hoy estudiado) tuve tiempo de probar el ofuro después del ejercicio. Yo pensaba que me iba a dar un poco igual, ya que soy una persona calurosa por lo general, pero esto fue increíble. La sensación que te deja en el cuerpo, junto con el cansancio del deporte, es indescriptible.

El ofuro es una bañera con agua bastante caliente (creo que en torno a los 45º). Antes de meterte, te lavas el cuerpo sentado en una especie de taburete, ya que el ofuro lo comparten muchas personas, y te metes desnudo, así que tienes que entrar limpio. Una vez dentro, te sientas y te relajas un buen rato, y al salir te vuelves a enjabonar y te aclaras, esta vez con agua completamente fría. Yo me quedé ahí, pero hoy he leído que hay quien se mete de nuevo y se va con la sensación de calor en el cuerpo.

Creo que podéis intuir las normas del ofuro por los dibujitos,

En cualquier caso, el cuerpo se queda insensible al frío, y por eso la gente suele hacerlo en casa antes de irse a la cama.

Mañana voy a ver un partido de fútbol del equipo local, que por un evento especial nos cuesta solo 10€, y aunque el fútbol sabéis que no es lo mío, el partido es en el estadio y voy con otras 13 personas, incluyendo españoles, y puede estar entretenido. Además quieren que nos pongamos en la zona de los seguidores del equipo, que por lo visto es toda una experiencia. El partido en sí no creo que sea muy interesante (los del laboratorio bromeaban que seguro que hasta yo, que saben que no me gusta mucho, era mejor jugando al fútbol que este equipo, que por lo visto es bastante malo) pero seguro que lo paso bien. Además, hay que aprovechar el fin de semana, que el lunes caen en picado las temperaturas y se esperan los primeros copos de nieve para el martes.

¡¡Pasad un buen fin de semana!! ¡Hasta el domingo/lunes!

8/11/11

Arquitectura y consumismo

 Sí, suena a conferencia de los jueves, pero no. No voy a hacer ninguna reflexión sobre arquitectura de autor, expansión urbana, ni nada por el estilo... simplemente son dos palabras que describen bien mi fin de semana.

El sábado fue un día de ver arquitectura. Me levanté a las 6 de la mañana (bueno, un poco después entre retrasar el despertador y los 5 minutos que no quieres salir de la cama por el frío...) y fui a la estación, donde Takahiro me estaba esperando con su billete ya comprado. Me acompañó a la máquina, y aunque estaba vigilando, dejó que comprase yo solo el billete a Otaru (que estaba todo en Kanji)

Al rato llegó Yuya, cuando estábamos en el andén, y fuimos los tres en el tren. Me senté entre los dos, porque el tren era tipo metro, y hasta que Takahiro me preguntó si los trenes en España eran ruidosos, no me di cuenta que nosotros tres éramos las únicas personas hablando en el vagón....

Esta es la casa que movieron
Una vez en Otaru, nos unimos al resto del grupo (todos señores y señoras, éramos los más jóvenes y, por supuesto, yo el único extranjero). Nos subimos al autobús, y fuimos a visitar el primero de los edificios: una casita de un discípulo de Frank Lloyd Wright, que para ellos tenía una estética muy occidental. Sí que es cierto que podías encontrar referencias a las casas usonianas, pero para mí era la primera vivienda tradicional japonesa que visitaba en toda mi vida (de hecho, la foto que a todo el mundo le ha gustado tanto está tomada en la sala del tatami de esa casa). Además, creo que los japoneses no llegaban a entender por qué fotografiaba precisamente las cosas que para ellos eran "normales" en la casa.

Cuando salimos de la casa, volvimos a subir al autobús, esta vez de vuelta a Sapporo. Allí visitamos una antigua vivienda del mismo arquitecto, que antiguamente estaba situada en Odori Koen (sí, aquel parque lineal a lo Blasco Ibáñez), pero había sido movida hasta una zona de las afueras y ahora funciona como cafetería. Sin duda, lo de mover unaa casa es algo complicado, aunque comprensible si pensamos que aquí están hechas de madera.

A continuación fuimos a ver la casa que más me gustó de todas, y un edificio de oficinas adjunto. La casa claramente recordaba a la arquitectura de los años 50 y 60 de Koenig y Neutra, pero de nuevo con elementos japoneses (aunque en este caso estaba claro que la influencia occidental era mucho más fuerte). La visita ya fue completa cuando nos recibió la señora de la foto de mi Flickr con su kimono, y hablando de forma encantadora (no entendía demasiado, pero usaba muchísimas palabras de cortesía y acababa suavizando absolutamente todas las frases con un "ne" bien largo). Además, la casa por dentro estaba como si se hubiese construido el año pasado, muy bien conservada y con todos sus elementos originales.

Lo que más les llamó la atención a los japoneses fue la "gran innovación" que hizo el arquitecto en los paneles de papel de arroz del ventanal. Simplemente consistía en poner papel en los dos lados de los bastidores que conforman el panel, ya que lo tradicional es que solo esté a un lado (por eso de diferenciar interior y exterior y esos conceptos teóricos que tanto nos gustan a los arquitectos). De esta forma no acumula polvo en la cara superior de los bastidores horizontales. Para ellos es algo rompedor, ya que aquí saltarse las "reglas" está muy mal, y las tradiciones no son una excepción.

Y esta es la casa que tanto me gustó

Para acabar, fuimos a visitar una iglesia, la más famosa en Sapporo (sí, iglesia, no me he equivocado, era cristina, pero creo que protestante porque no había ninguna imágen ni de Jesús ni de la Virgen). Está construida con muros de ladrillo, colocados en diagonal (paralelos entre sí) para tener una mayor superficie de apoyo para la viga plana de hormigón armado que recoge la gran cercha tradicional, hecha con medios troncos, que cubre la luz de la iglesia. Era una mezcla extraña, pero el resultado era bastante bueno, sobre todo por los diversos efectos de iluminación que estos "quiebros" de los muros producían. De esta manera, el muro se volvía ligero y la cercha destacaba aún más.

El domingo, como casi todos los fines de semana, me acerqué al centro comercial de la estación central. Mi intención era comprar algo de ropa, pero al final acabé comprando de todo (de ahí lo del consumismo).

Primero, en Uniqlo, me compré una sudadera, unos pantalones de ropa interior para llevar bajo los vaqueros, y una camiseta interior, todo esto por unos 45€. También me probé un jersey que costaba 10€... o eso creía yo. Me quedaba increíble, pero cuando voy a pagar me dicen: "145€". No entendía nada, hasta que me di cuenta que había calculado mal el precio del jersey, y que costaba 100€ (¿cómo me lo iba a imaginar, si todo en la tienda era bastante barato?). Así que le dije como pude al dependiente que no lo quería.

...En realidad, la historia es algo más compleja. En un principio no me di cuenta, pero tuve la gran suerte (no sé qué política de devoluciones tienen, y sobre todo son problemas si no controlas el idioma) de que no funcionaba mi tarjeta en esa tienda (la única hasta ahora). Así que tuve que decirles que me apartasen la ropa y que iba a un cajero, y de camino me di cuenta que no me cuadraban las cuentas.

Todo esto en japonés, claro. Me hizo sentir muy bien, porque además me probé dos tallas de los pantalones interiores (S y M según estaba escrito en la percha) y me parecían igual. Así que se lo dije a la chica, también en japonés y esta vez bastante "avanzado" (no a lo indio). Tras un momento un poco perdida (le costó "aceptar" que la letra de la percha estaba equivocada) me confirmó que las dos eran una M. Así que al final me lo llevé todo M y tan feliz (se ve que los japoneses son más chiquitines, porque en España siempre uso la S y muchas veces hasta me está grande).

Cuando ya me iba, llegó Daniel y le acompañé a comprar algunas cosas. Los dos nos compramos una máquina para afeitarnos muy baratita (que luego en casa descubrí que funciona a pilas, y además AAA, esas de mando a distancia) y nos acercamos a un gimnasio con piscina que llevábamos queriendo ir hace tiempo, pues si nos apuntábamos este mes no pagábamos ni matrícula ni el primer mes (tenemos que ir al menos 3 meses). Daniel, como tiene cuenta de banco japonés, pagó 3 meses y el resto se los irán cargando. Yo decidí pagar de golpe 4 meses (hasta febrero incluído, porque marzo está muy en el aire) y fue un gran gasto, pero en realidad está muy bien de precio, y realmente necesito hacer algo de deporte.

(Por cierto, Álvaro, siento que te enteres de esta manera, pero SÍ, VOY A IR A NADAR CON OTRO.....)

Por la tarde estuve estudiando kanji en la sala común un buen rato, y cené con los tres chicos con los que fuimos al karaoke y que me caen genial. Esta semana tengo bastante trabajo, pero parece que empiezo a organizarme mejor. Ya iré contando....

¡Ah! ¡Se me olvidaba! Que si no lo cuento ahora, ya no encuentro el momento....

Esta tarde ha venido un chico que se graduó hace poco, a celebrarlo (o algo así...) y ha traído una caja de mandarinas y una algo increíble: dango (団子). Es eso que veis en la foto: mochis (bolitas de arroz pegajoso, que muchos de vosotros conocéis) ensartados a lo teriyaki, y cubiertos de salsas más o menos dulces (el mochi en sí no lleva azucar, pero yo considero que son comida dulce). El verde es edamame (soja en vainas frescas, no conocía esta versión y no he llegado a probarlo); el marrón, azuki (pasta de legumbres dulces, que es lo que llevan dentro la mayoría de mochis); el negro, sésamo; y el que parece que está cubierto de caramelo, que es un sirope hecho con una mezcla de salsa de soja, azúcar y un poquito de espesante (tipo maicena). Este último está increíble, y hay una versión de mochi frito con esta salsa que es típica de Hokkaido.

Creo que no podría comer "a lo japonés" toda mi vida, pero sí que se me pasa por la cabeza todo lo que voy a echar de menos cuando vuelva a España.

Esta tarde, además, Takahiro me ha preguntado si sabía alguna serie que pudiese ver para mejorar inglés después de descubrir yo, a través de él, "Anpanman", un anime bastante antiguo que es todo un clásico en Japón y bastante fácil de entender. Como él se comunica en inglés conmigo bastante bien, le he recomendado que vea "Como conocí a vuestra madre", pues es la serie que me permitió empezar a ver series sin subtítulos, y creo que puede aprender muchas cosas de la cultura occidental que intento contarle pero nos cuesta entendernos. El caso es que le he contestado diciéndole "Do you know 'How I met your mother'". Hasta que no le he explicado que era una serie, el pobre no entendía que tenía que ver su madre en todo esto...

Nada más por hoy. ¡Hasta el próximo rato que tenga para escribir algo!

-AVISO: La entrada la escribí anoche, aunque no me dio tiempo de subir las fotos y por eso lo publico hoy. Lo digo por si confunde que hable de "ayer" y de "hoy"-

4/11/11

Semana "erasmus"

¡Hola de nuevo!

Sé que siempre me estoy quejando de las clases, de las reuniones, de las presentaciones... tengo que admitir que esta semana no puedo quejarme de eso precisamente.

Para acabar rápido con lo académico, el miércoles expuse en la clase sobre arquitectos japoneses con herencia del Movimiento Moderno. Decidí hablar sobre Alejandro de la Sota, como ya dije antes, y como realmente había poca información y no tengo ninguna biblioteca española cerca, decidí centrarme en el Gimnasio Maravillas, ya que lo he visitado y tengo todos los planos en PDF. La verdad es que les encantó, y entendieron bastante bien aquella época en España. Bueno, al menos Ozawa sensei, que era la segunda vez que hablaba más o menos de ese tema y entiende el inglés mejor que los alumnos. Desde un principio le ha interesado mucho saber sobre la formación en el franquismo, y también la fuerte relación que hay en España entre Arquitectura e Ingeniería. A parte de eso, poco más he tenido, sobre todo porque el jueves fue fiesta (Día de la Cultura) y es el día con más carga lectiva.

Una vez dicho eso, me paso al título de la entrada. Sin duda ha sido la semana que más ocupado he estado, pero por suerte esta vez la culpa la tiene el ocio.

El domingo (que parece que fue hace un siglo...) quedé Daniel y Wulan (la chica de Indonesia) y sus amigos. Uno de ellos es Brasileño (de Brasilia) y está preparando un examen de Español dentro de unos meses. Otra es Peng Pheng, una chica de Malasia (del mismo Kuala Lumpur) y los otros dos son Españoles. Xavi, catalán; y Fayna, de sangre canaria pero de alma madrileña. Ella es profesora de química en la universidad, y él sobrevive como puede con trabajos temporales (profesor de español, de esquí, cura falso para japoneses que quieren celebrar su boda a lo occidental...) Como podéis imaginar, personas muy interesantes.

Pero sin duda, lo mejor vino el miércoles (os recuerdo que el jueves era fiesta en Japón). Quedamos Daniel y yo con Peng Pheng para ir a un Nomihodai (sé que suena mal, pero es como llaman aquí a una "barra libre") y se vino también un chico alemán que estaba de Couchsurfing en casa de Peng Pheng.

Posando con Peng Pheng "a la japonesa"
El nomihodai al que fuimos costaba 1500 yenes (15€) y podías pedir todo lo que quisieses (de uno en uno, no puedes pedir 10 cubatas de golpe) durante dos horas. Igual que la fiesta de bienvenida. Es realmente barato (un café con leche me costó ayer por la tarde 6€). Además, incluía cerveza, que es más caro que pedir cócteles (la cerveza es de calidad, los cócteles llevan muy poco alcohol y son más pequeños).

Cuando estábamos saliendo, nos encontramos con gente de mi residencia, así que nos fuimos con ellos a un karaoke (¡¡al fin!!), que costaba también 1500 yenes con nomihodai durante dos horas, aunque este sin cerveza. Y la verdad es que me lo pasé genial. Al lado del japonés, uno siente que el inglés es casi su lengua materna. Las conversaciones son naturales, el sentido del humor es parecido... sí que hay una clara diferencia con los japoneses (y eso que había gente de Asia, que también tienen una cultura muy diferente a la nuestra, pero conocían las canciones "Kiss FM" igual que nosotros).

Ayer, ya más tranquilos, fuimos Wulan, Daniel y Peng Pheng a echar fotos de una de las avenidas del campus, que está con todos los árboles con las hojas de colores otoñales. La idea no fue para nada original, porque estaba media ciudad ahí metida. A mi me recordó muchísimo a Colón en Fallas, y con eso os lo digo todo... luego fuimos a comer Okonomiyaki, que lo siento pero soy incapaz de describirlo. Es una mezcla de TODO lo que se le ocurrió a algún japonés (tortilla, verduras, tortitas, marisco, carne, noodles, salsa similar a la barbacoa, mayonesa, copos de bonito seco, alga nori en polvo y alguna cosa más que seguro que me olvido). Creo que lo mejor es que veáis la foto y le pongáis mucha imaginación...

Okonomiyaki cocinado "in situ"
Por último, os cuento que mañana me levanto a las 6 de la mañana (por suerte aquí a esa hora ya ha salido el sol) para ir a una visita a cuatro edificios arquitectónicamente interesantes, tres en Sapporo y uno en Otaru (un pueblecito portuario a 20-30 minutos de Sapporo).

Por lo general, antes de escribir cualquier entrada nueva, respondo los comentarios de la anterior (podéis coger la costumbre de revisar si os he contestado cuando veáis una nueva entrada), aunque esta vez va a ser la excepción, porque tenía que elegir entre contestarlos o escribir algo nuevo. Pero los leo todos y me hace siempre muchísima ilusión.

Un saludo a todos y espero escribir algo más (con muchas fotos de la visita) el domingo por la noche como tarde.