27/1/12

Kansai, fin del viaje (y vuelta al frío)

Bueno, escribo muy rapidito lo que me dejé pendiente: visitas express a Nara y Kyoto.

NARA
Nara fue la primera capital permanente de Japón. Se dice que la cultura actual del país, sobre todo la fuerte influencia China, entró en este momento. Es una ciudad muy pequeña, pero con dos edificios interesantes: una pagoda de 5 plantas, y un templo, Todai-ji o "Templo del este", que alberga una estatua de un buda de más de 400 toneladas de bronce. Cualquier foto que ponga no hace justicia. Eso sí, la zona extremadamente turística. Os dejo una foto del templo:


¡Ay perdón! Que se me ha puesto un cervatillo delante al echar la foto. Voy a intentarlo de nuevo:


Ah, ahora sí. El edificio es una de las mayores estructuras de madera del mundo, pero ha sido destruido y reconstruido muchas veces, y se dice que llegó a ser 5 veces más grande (imagino que hablan todo el rato de extensión, porque aunque es grande, hay estructuras de madera mucho más impresionantes.

Al final, la capitalidad se trasladó a la relativamente cercana Kyoto porque el clero estaba tomando mucha fuerza y uno de los sacerdotes estuvo a punto de hacerse con el poder del país tras seducir a una emperatriz.

KYOTO
En la visita con los profesores, a penas pude ver mucho de Kyoto, así que después de Nara, volví corriendo a Kyoto. Quería visitar Chion-in, cuyo mayor atractivo es la gran puerta de entrada (la mayor de Japón) y la empinada escalinata de entrada, además de ser menos turístico. El problema: cerraban a las 3:30, y llegué de milagro. Aunque estaban en obras por dentro, que era una pena, me gustó que usaban el edificio de verdad, y había un monje rezando. A ver si puedo subir el vídeo cuando tenga más tiempo.

 

En realidad, si os fijáis, los templos se llevan poco entre sí. Como dije, acabo valorando más la operación urbana que el edificio en sí, en los que básicamente se siguen unas normas sin a penas variaciones, algo así como en los templos griegos.

De allí, fui también con mucha prisa al pabellón de Oro, que cerraban a las 5. El problema es que el metro no llega hasta allí, y para coger el lentísimo autobús tenía que volver a la estación, y me quedaba solo alrededor de 1h. Así que me fui a la parada de metro más cercana, a algo más de dos kilómetros del templo, y empecé a buscar el templo por mil callejuelas, con un mapa diminuto en el que solo estaban las avenidas. Después de un cuarto de hora andando, veo que no reconozco nada, así que paro a una abuelita y me dice: "Uy, no, no es por aquí.. estás muy lejos. Te queda más de media hora (y ya eran las 4:30) así mejor que vuelvas mañana en autobús"... Así que decidí darme la vuelta, y dejarlo para otro viaje a Japón... pero justo al hacerlo vi unos árboles detrás de unas casitas y reconocí que era un parque del mapa. Al final, tras darme mucha prisa, llegué 10 minutos antes del cierre, y aunque lo vi corriendo, mereció la pena.


El edificio en sí, como no, es una reconstrucción (un joven monje rebelde lo quemó en 1950, y se reconstruyó 5 años más tarde). Pero el lugar en el que está situado es increíble, jugando todo el rato con los reflejos en el agua y con un recorrido que va girando alrededor del edificio, medio oculto por los árboles, para acabar saliendo por detrás subiendo unas colinas por unos caminos serpenteantes. Me quedo con ganas de volver y verlo con más calma, pero mereció la pena la paliza de ir hasta allá (además, es un lugar siempre congestionado con turistas, pero entre la hora y la lluvia, estaba muy agradable de visitar).

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Por último, os dejo dos fotos "de regalo": una, el edificio que tanto me gusta, que pude volver por la mañana antes de coger el vuelo y creo que la otra foto no le hacía justicia; y por supuesto una foto del impresionante aeropuerto de Kansai. Perdonad la calidad pero estaba muy muy nublado y es lo mejor que he podido sacar al "limpiarla". Además, ahora que he vuelto desde un clima "normal", los -9ºC de estos días me parecen más duros que nunca (de hecho, en Internet y en los 'smartphones' estamos viendo hasta -22ºC, pero no he llegado a verlo por mí mismo en la calle)



Me dejo algunas reflexiones sobre Japón a raíz de hacer este viaje, pero lo dejo para otro momento. Este fin de semana lo tengo muy ocupado (¡¡mañana toca snowboard!!), pero a partir de la semana que viene me quedo muy libre ¡así que aprovecharé para contar muchas cositas pendientes!

24/1/12

Kansai, días 4, 5 y 6: Pequeños edificios y largos trayectos de tren

Hola de nuevo. Siento no haber podido escribir estos días, pero siempre he llegado al hotel destrozado. Casi todo el tiempo lo he dedicado a visitar cosas pendientes, sobre todo arquitectura contemporánea, y he tenido que andar muchísimo. No os imagináis cuanto, (ya os contaré cuando os hable de Kyoto). Y claro, llegaba al hotel muerto.... Así que hago un pequeño resumen de algunas de las visitas de estos días.


ALREDEDORES DE OSAKA
-Iglesia de la luz. Tadao Ando

Sin duda, lo mejor del viaje: la impresionante iglesia minimalista de hormigón armado del gran Ando. Es un edificio situado en un pequeño barrio a las afueras de la ciudad, y si no vas buscándola, casi que pasa desapercibida. Eso hace que, una vez que entres, por mucho que todos tengamos grabada en la cabeza la imagen que nos espera, no deja de sorprender.


El efecto de la luz es mucho más poderoso que lo que pueda capturar cualquier foto, y hay muchos matices en el edificio, en cuanto a circulaciones, modulación pese al desnivel... es una de esas obras que merecería la pena irse a medir un par de día y redibujar entera, por supuesto incluyendo marcas de encofrado.


Personalmente, creo que es la mejor obra de Ando, y después de esto, el resto de sus edificios que he visitado acaban siendo simplemente mediocres. Y bueno, a los no arquitectos que me leéis, creo que las fotos hablan por sí solas...


OSAKA
-Vivienda en Nipponbashi. Waro Kishi

Esta obra, en realidad, no es algo que uno vaya expresamente a visitar. Pero para mí, tiene un valor simbólico enorme. Esta vivienda la analicé para una asignatura (la redibujé a nivel de detalle) y aprendí muchísimo de la "otra" arquitectura japonesa. En ese momento conocía a Ando, y ya hacía unos meses que estaba estudiando japonés, pero descubrí el valor de la pequeña arquitectura, casi anónima (la mayoría de mis compañeros de laboratorio no conocían el proyecto), pero tan frecuente en este país. Aunque, como digo, la chispa de Japón ya estaba encendida, este edificio fue definitivo para decidirme venir a Japón.


Me costó mucho encontrarla en Google Maps, pero en realidad cuando la encontré resultó ser fácil de llegar. Siento la mala calidad de la foto, pero esa farola hizo imposible sacar algo mejor... igual, como está relativamente cerca de la estación de tren para ir al aeropuerto, me acerco mañana por la mañana a verla de día.


-Museo de Arte Nacional. César Pelli


Obra de esas llamativas, que gustan a todo el mundo, pero muy desconocida (no aparecía en mi guía, de 2009). Muy difícil de llegar y una exposición muy pequeña, pero tener la foto desde fuera "mola" (el interior era más normalito).



-Shitenno-ji

Este es el templo más importante de Osaka. Me gustó mucho el jardín zen, de grava rastrillada, pero los edificios, más de lo mismo. Además, como era domingo, utilizaban el recinto del complejo para montar un mercadillo "cutrón", y me dio mucha rabia que no respetasen el carácter sagrado que, creo yo, debería tener un sitio así.


-Torre Hitachi

Esta torre "retro" está en un barrio aún más retro, recuerdo de lo que fue Osaka hace 20 años, antes de la Gran Recesión del país. Es la típica zona con centros de ocio cerrados, y los que quedan abiertos decadentes. Además, vi los primeros sin-techo de Japón, y no sé si por la falta de costumbre pero me impactó muchísimo.


-Edificio de Zara. Tadasu Ooe

Junto al hotel, a un cruce de distancia, está algo así como la Quinta Avenida de NYC o la Roppongi de Tokyo: la calle de marcas caras, a las que no se atreve uno ni a entrar por si te cobran... eso sí, los edificios, sin ser obras maestras, suelen tener su aquel. A mi, el que más de ha gustado, aunque no sea exactamente de esa calle (ni de esa "categoría") es el que yo digo que es de Zara, pero en realidad solo ocupa las 5 o 6 primeras plantas. De noche, es impresionante.



KOBE
-Complejo residencial Rokko. Tadao Ando

Mira que he visto veces este proyecto y he pensado: "Vaya mamotreto... no se integra nada en la colina". Me parecía una de las peores obras de Ando. Pero de todas formas, decidí ir, y tras un laberinto de trenes y un buen paseo, llegué. Sin duda, la percepción que tengo ahora es la opuesta: al ver el entorno, un barrio construido en la ladera, en la que los edificios se levantan con forma de altas "pastillas", en una intenta lucha por ser el más alto para conquistar las vistas (desde la ladera se ve el puerto de Kobe, y eso que esta mañana estaba nevando allí arriba...), el edificio de Ando acaba por no llamar la atención a menos que lo veas de forma aislada, como vemos en las revistas/libros.


Cuando ves el edificio de Ando, y lo analizas, te das cuenta que en realidad la operación es la opuesta: pegarse a la ladera, retranqueándose, intentando adaptarse al desnivel en vez de dominarlo, y a su vez aprovechando la operación para generar unas terrazas previas a las viviendas con vistas privilegiadas y un gran espacio exterior pese a la alta densidad de las viviendas. Así que, públicamente, pido perdón por haber dudado de usted, señor Ando.



-Museo Prefectural de Arte. Tadao Ando

Este edificio es "Museo Ando" al 100%. Sus museos suelen ser una serie de pastillas sencillas, que albergan las colecciones, con una interesante comunicación vertical en la que se juega con las múltiples alturas, secuencias de espacios y por supuesto la luz. El exterior, se aprovecha para crear una complejidad espacial, que potencia el entorno que le rodea, y en el que las transiciones entre distintos espacios se produce siempre de una forma controlada. Además, hay una exposición con maquetas de los proyectos de la zona, hechas por el propio Ando.


 Por criticarlo un poco, ya puestos, diré que eso está muy bien en edificios que vayan a ser usados intensamente, pero no uno en las afueras de una pequeña ciudad portuaria, en el que yo era el único visitante en ese momento, y cuyos recorridos de riqueza espacial se transforman en laberintos con cadenas y ascensores desactivados por la baja densidad de uso.

Por cierto, los que hayáis visto Four Rooms, reconoceréis de inmediato la relación con esta imagen, que estaba en el museo (y los demás, no sé a qué estáis esperando para verla...). No es nuevo lo mucho que Tarantino bebe del arte japonés, en todos sus sentidos, y esta conexión estoy seguro que no es casual. Tendré que volver a ver su parte de la película para recordar si hace alguna referencia (sé que habla de una película estadounidense, pero no sé si también nombra esto).


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Y bueno, pensaba contar también la visita a Nara y, de nuevo, a Kyoto, pero voy a ducharme y prepararme para mañana que tengo que dejar pronto el hotel y coger el vuelo de vuelta, que tardaré en llegar al aeropuerto. Como no es mucho, intentaré escribir mañana por la noche, pero no prometo nada (a la mañana siguiente tengo reunión con Sakai-sensei, me pidió unos cambios en la presentación que le llevé el otro día, y claro, no he podido tocarlo).

Además, el lunes y el miércoles tengo exposiciones públicas, tengo que ponerme al día con las clases de japonés, contestar mil correos que se me han acumulado, y por si fuera poco, el sábado hay plan para ir a esquiar y el domingo fiesta pos-navideña, ya que entre una cosa y otra no pudimos quedar ese grupo de amigos en Navidad. No sé cuándo voy a dormir.....




21/1/12

Kansai, día 3: Kyoto, algún templo, y mucho high-tech

Uf, hoy he vuelto muy tarde, mañana quiero madrugar, ¡y tengo tanto que contar!

Aunque no tanto como quería, esta mañana he madrugado y he cogido un tren a Kyoto. Está muy cerca de Osaka, pero me hacía muchísima ilusión coger un Shinkansen (tren bala). Es un transporte muy caro, y cogerlo para un trayecto tan corto me parecía una buena oportunidad para probarlo sin gastarme un dineral. Aunque hace tiempo que tenemos trenes iguales de rápido en el resto del mundo, el Shinkansen fue el primer tren de alta velocidad (en 1964, entonces alcanzando "solo" los 270 Km/h), y además sus vagones son muy espaciosos y el tren es extremadamente silencioso.


 Ya en Kyoto, recibido por la colosal y controvertida estación diseñada por Hiroshi Hara, he cogido un autobús hasta Kiyomizudera, un templo levantado sobre una compleja estructura al borde de una gran pendiente, pero que pese a su posición destacada consigue a la vez una gran integración en el bosque en el que está inmerso. La pena es que, como es normal en estos sitios, el lugar estaba abarrotado de turistas y costaba percibir la atmósfera original del complejo (aunque por suerte no tantos como en otoño o primavera, con mejor tiempo y con los árboles cambiando de color).



Dentro del mismo complejo, y haciendo caso a la "Lonely Planet" (¡gracias por el regalo, Adrian!), entré en un pequeño edificio en el que no sabía muy bien lo que iba a encontrar (la guía, tras decir que simboliza la entrada al vientre de Buda, no da más detalles para no estropear la sorpresa, pero a mí me da igual si os la estropeo a vosotros). Me hacen quitarme los zapatos, y me dice el señor que me agarre al pasamanos y que no lo suelte. Empiezo a bajar una escalera, y poco a poco se va desvaneciendo la luz, hasta llegar un momento de absoluta oscuridad. Con cuidado, voy avanzando por un pasillo sinuoso, hasta llegar a una piedra redonda ligeramente iluminada, y la rodeo mientras pido un deseo, tal y como me indicó el señor japonés (aunque luego me entero que lo que tenía que girar era la piedra, no yo a su alrededor). Sin mas, vuelvo a subir las escaleras seguramente con la misma cara de asombro con la que salían los demás.

De vuelta a la estación, con unos minutos antes de que lleguen los profesores, me escapo a ver uno de los templos, y en este caso lo más interesante es que es el primero que veo en uso. El edificio en sí, sigue una serie de reglas que comparten casi todos, y aunque siempre es interesante, es algo así como ir a ver iglesias por España: la mayoría de veces pequeñas variaciones sobre lo mismo.


 Cuando llegan los profesores, escucho que se explican algo así como que los otros alumnos han tenido problemas con el vuelo (somos 3 nada más), y cuando me dicen que soy el único haciendo la visita, me lo confirman. Así que hasta la cena, estuvimos Ozawa-sensei (mi profesor-tutor) y su mujer, de Kobe; Mori-sensei, de Osaka; y Nomura-sensei, de Kyoto y la más joven de todos. Damos una vuelta por la estación, y hablamos un poco de la polémica surgida en la ciudad: construir una estación de casi 15 pisos de altura en una ciudad que no fue bombardeada durante la Guerra Mundial por su valor patrimonial. Y el problema no es solo la estación, sino como siempre os cuento, el bestial desarrollo urbano que trae consigo. Sin embargo, sabemos como son estos proyectos, y al final acaban gustando cuando pasan unos años. Los profesores, por supuesto, encantados con el proyecto.


Desde allí cogemos un tren hasta el barrio-ciudad de Uji, en las afueras de Kyoto, y famoso entre otras cosas por su delicioso té, y por supuesto por el templo Byodo-in. Este templo es de los más antiguos que se conservan en Japón sin a penas modificaciones, y se supone que asemeja la figura del fénix. Por ello, es un edificio palafítico, aunque en una de sus etapas se le añadió un podio no se sabe muy bien por qué, con una nave central con un gran buda y dos naves laterales, que simbolizan las alas. El edificio mira hacia un pequeño lago al este, y por tanto de espaldas al oeste (en la arquitectura budista, el este simboliza el mundo de los vivos y el oeste el de los muertos, y es de donde viene buda a recoger las almas de las personas moribundas). Como curiosidad, este edificio es el que aparece en las monedas de 10 yenes.


Además, lo mejor de la visita es que nos ha acompañado un antiguo profesor de Nomura-sensei. El hombre sin duda una persona sorprendente: nacido en el complejo del templo, actualmente reside allí, y paisajista de renombre con proyectos por todo el mundo. Después de enseñarnos el templo y el pequeño museo de hormigón visto enterrado bajo la ladera, nos ha llevado a su casa y nos ha servido té normal con mochi de té verde, en una vivienda tradicional. Después nos ha llevado a su estudio, edificio muy interesante tipo "balloon-frame", y nos ha sacado los planos de detalle y todo.


De vuelta en Kyoto, se nos ha unido el estudiante chino (solo uno de los dos, no sé qué ha pasado con el otro), y ha aparecido con su mujer y su hija de 5 años. Nos ha dado una explicación de que se equivocó al coger el metro, y perdieron el vuelo... una historia muy extraña. Hemos ido a cenar a un izakaya (un típico bar japonés, para cenar de tapeo) y he sido muy agradable poder hablar de temas más personales con Ozawa-sensei y su mujer, sin la frialdad de la universidad. Como plato especial, aunque Adriana me va a matar porque me pidió que no lo probase, hemos comido Nabe (una especie de cocido que se cocina en la propia mesa) de "fugu" o "pez globo", aquel que si no se corta correctamente es venenoso, ya que contiene una potente neurotoxina (según Wikipedia, 1200 veces más intensa que el cianuro) que paraliza los músculos y en unos minutos mueres por asfixia. Por suerte este estaba bien cortado. De hecho, dicen que parte de "la gracia" de comer este pescado es que, aunque no tanto como los órganos internos, la carne también contiene pequeñas dosis del veneno, por lo que te paraliza ligeramente la lengua y sientes como un hormigueo, aunque yo no he notado nada...

Por supuesto, los profesores han invitado a la cena, incluyendo la de la mujer y la niña. Yo por lo menos me he ofrecido a pagar, y me han dicho que no enérgicamente, pero el chino ni ha preguntado, ni lo he visto agradecerles la invitación.

Finalmente, hemos cogido el tren de vuelta, y aunque todos han ido a casa, he aprovechado que hemos bajado en la estación de Osaka para visitar el "Edificio Celeste de Umeda", también de Hiroshi Hara. El edificio, de 173 m y realmente difícil de encontrar la manera de llegar a él, está compuesto por dos torres gemelas, unidas en la azotea por una gran pasarela de varias plantas, a la que se accede a través de unas escaleras mecánicas suspendidas en medio del gran vacío central del edificio. Sin ser especialmente alto, las vistas eran increíbles, con la gran conurbación Osaka-Kobe-Kyoto extendiéndose hasta el horizonte en todas direcciones.



Antes de volver al hotel, por supuesto, segunda cena, esta vez Okonimiyaki (aquella mezcla extraña que expliqué hace un par de meses, sin sabor definido). Al igual que el Takoyaki, es algo muy típico de Osaka (usan la misma masa...) y la verdad, ni punto de comparación. En la cena con los profesores, me han explicado lo diferente que son los sabores entre el norte de Japón y Kansai. Definen los sabores del norte como más intensos (pero no por ellos más sabrosos). En Kansai los sabores son más sutiles, y puedes apreciar los ingredientes más allá de tanta salsa y sobre todo tanta sal. Si lo pensáis, en Europa es parecido (pensad en Inglaterra o los Países Nórdicos).


Mañana por la mañana, cogemos el monorraíl para ir a escuchar misa a la "Iglesia de la Luz" de Ando Tadao (¿a que es una mezcla de conceptos extraña?) y por la tarde vemos varios templos en la misma Osaka. ¡Oyasumi!

(Por cierto, anoche me enviaron mis compañeros japoneses el panel del concurso acabado, que no pude quedarme a acabarlo, y ha quedado genial. No puedo subirlo en el blog, porque al fin y al cabo es un concurso. ¡Pero vosotros sí que podéis desearnos suerte!)

20/1/12

Kansai, día 2: Más Osaka

Segundo día en Osaka. La primera mañana en cualquier ciudad me gusta dedicarlo a hacer algo muy típico, o ir a ver algo representativo. Como el fin de semana hago varias visitas con mis profesores, vamos a ver muchas cosas, y no quería repetir ninguna, así que he ido a ver el Castillo de Osaka.


 El Castillo de Osaka es algo muy representativo de la ciudad. Se construyó a finales del siglo XVI, con la idea de que fuese una fortaleza indestructible y por tanto inexpugnable. ¡Qué ilusos! Ha sido destruido y reconstruido en varias ocasiones. De hecho, el actual es de hormigón en gran parte, y por eso no lo visitamos con los profesores. Sin embargo, como la mayoría de edificios de este tipo, forma parte de un complejo en medio de un gran parque (con doble foso inundado incluido) y es algo muy simbólico de la ciudad. Por lo visto es precioso durante el hanami (floración del cerezo), pero obviamente ahora en invierno los cerezos no tienen ni una sola hoja.

En el interior del castillo, además de un mirador arriba del todo para disfrutar de las vistas, hay un pequeño museo, del que he pasado un poco. Sin embargo, me ha encantado dos maquetas del complejo, a estala 1/300. Una era de la reconstrucción en el periodo Tokugawa (1620-1629), que creo que es la versión que se ha restaurado: un recinto con una serie de murallas dispuestas en anillo y el castillo exento; pero la otra era una versión anterior, construida por un tal Hideyoshi (años 1583-1585) completamente diferente, con una operación urbana muy interesante, siempre con entradas indirectas, cambios de nivel sutiles, y utilizando las murallas como parte de los edificios, de una forma muy sutil dando lugar a recorridos naturales y en el que los volúmenes se iban mostrando poco a poco y de forma equilibrada, algo así como la Acrópolis en Atenas. La pena es que no dejaban hacer fotos, así que he acabado haciendo un par de planos a mano, pero demasiado cutres como para ponerlos aquí.


Ya por la tarde, he ido al museo del transporte moderno. Lo de moderno es porque no hablan de carros tirados por caballos ni barcazas primitivas: aunque hay algunos aviones, coches antiguos, etc. la mayor parte de la exposición está dedicada al tren. Supongo que, salvo mis padres y algún otro familiar que me lee por aquí, la mayoría no sabréis lo mucho que me han gustado los trenes desde pequeño. Además está muy bien montado, con explicaciones interactivas y maquetas muy elaboradas, y he disfrutado como un chaval. Es un museo que supongo que no habría ido si hubiese hecho el viaje con más gente, pero bueno, ventajas de viajar solo, ¿no?


 Desde ahí, he ido a la estación de Osaka. Debido a diversas circunstancias de la ciudad, no hay una única estación, sino 3 principales: Nanba, en la zona sur, muy cerquita de mi hotel; Osaka, en la zona norte y Shin-Osaka o "Nueva Osaka", al norte de la ciudad y por la que pasa el Shinkansen (tren de alta velocidad) sin tener que atravesar la ciudad. A esto, añadidle que aunque hay subvenciones y alguna participación por parte del estado, la mayoría de transporte ferroviario del país está en manos de empresas privadas, y al ser un servicio liberalizado, en ciudades como Osaka o Kyoto hay varias compañías compitiendo por rutas muy similares, y por supuesto incompatibles entre ellas. (Por ejemplo, además del metro propiamente dicho, gestionado por una compañía, hay una línea circular alrededor del centro urbano gestionado por una de las empresas de ferrocarriles interurbanos.


Como ya expliqué en su día, las estaciones siempre son centros de actividad, zonas de alta densidad urbana y con muchos sitios para comer a un buen precio. Así que después de ver unos cuantos rascacielos (por cierto, ni punto de comparación con los de Seúl , mucho más "elegantes" y con más intenciones a nivel urbano), he ido a cenar "takoyaki" (esos buñuelos de pulpo, ¿os acordáis que conté que eran típicos de la región de Kansai?), en la barra en plan madrileño, y con una "nama-biru" bien fresquita.

Caña y pulpo en la barra, muy "rollo español", ¿no?
Para acabar el día, he vuelto a la zona del hotel dando un largo paseo, hipnotizado por tantas luces. A diferencia de lo que explicaba en Seúl, donde las zonas de modernos edificios pasaban a ser zonas miserables en unas pocas calles, aquí no es así. Claro que cuando callejeas empiezas a ver edificios más normales, pero para nada barrios pobres o degradados.  Antes de volver al hotel, eso sí, he ido de nuevo a un bar de sushi, que lo de cenar como los japoneses en torno a las 6 hace que acabe cenando dos veces...

Mañana y pasado tengo vistas con los profesores. Mañana voy a intentar levantarme a las 6 o 6:30, que quiero llegar pronto a Kyoto y ver algunos de los templos por mi cuenta antes de quedar con ellos, aunque tiene pinta de que un día no va a ser suficiente para ver la ciudad. ¡¡Así que buenas noches, y mañana vuelvo con muchas fotos de una estación high-tech y muchos muchos templos!!

19/1/12

Kansai, día 1: La impresionante Osaka

 ¡Ya estoy en Osaka! Y como dice el título, me ha dejado impresionado. He visto muy poquito, pero hasta ahora la ciudad me está encantando.

Sé que dije que escribiría antes de venir, pero he estado a tope con las entregas y con el concurso, y de hecho estoy haciendo un esfuerzo escribiendo esto porque hace algo más de 36 horas que no duermo (salvo alguna cabezada muy corta en el avión), pero quería aguantar hasta la hora de irme a la cama para no ir todo el viaje con desfase.

Lo primero que me ha impresionado, la llegada en avión: una pista en medio del mar, en una isla artificial (desde el avión no se veía la orilla contraria) y una terminal de Renzo Piano. Ya en el tren hacia el centro, han subido primero las típica chicas de instituto con faldita de cuadros y calcetas hasta las rodillas, y en la siguiente para lo mismo en versión chico (con corbata en vez de falda). Hasta ahora, esta tarde-noche han sido todo estereotipos japoneses, que ya iré contando estos días.

El hotel, no me creo lo bien que me ha salido. Lo encontré más barato incluso que la mayoría de albergues, la habitación más grande que mi cuarto en Sapporo, microondas y frigorífico, un aseo enorme con ofuro, y mil chorraditas varias. De hecho, llevo puesta un yukata (un kimono simplificado, básicamente una bata...). Y está en pleno centro de la ciudad, al lado de la zona de luces, tiendas y restaurantes, con gente muy extraña, y lleno de locales de pachinko (unas tragaperras mezcladas con algo de juego de habilidad, que me gustaría probar antes de irme). Son cosas que hay en Sapporo, pero aquí es todo a gran escala.

Zona "tranquila" de las afueras del distrito de ocio Dotonbori

La ciudad tiene fama, entre otras cosas, de buena gastronomía, además de barata. Hasta ahora no defrauda: de merienda, mochis ENORMES fritos (ligero parecido a un donut) y rebozados en azúcar y kinako: una especie de harina de soja tostada con un sabor que al principio confundía con cacahuete o sésamo. No sé si suena apetecible, pero el sabor era increíble. De cena, por supuesto, sushi. Un sitio muy baratito (poco más de la mitad de lo que costaría en Sapporo) y aunque al principio he visto el sushi un poco "feo" y me ha parecido que no había acertado con el local (el arroz se veía un poco seco, y algunas piezas de pescado tenían el borde algo oscuro y reseco), una vez que he empezado a comer estaba buenísimo. Además con una variedad increíble y piezas muy raras (como sushi que luego al ver el kanji creo que era de caballo, por supuesto crudo, o el mega-sushi de atún que veis en la foto, servido en una bandeja, ya que no cabe en un solo plato).

No sé si se aprecia la escala. Es más del doble que una pieza normal.

Lo único malo, el tiempo. Una lluvia muy desagradable, con viento, y peor si te pierdes buscando el hotel. Además es que me ha pillado de sorpresa, ya que acostumbrado a la nieve en Sapporo, ni me planteé el tener que traerme paraguas. Así que al llegar a casa, entre el cansancio, la lluvia y el estómago lleno, me he llenado el ofuro mientras les mandaba a Konno y Otsuji un texto que nos faltaba para el concurso, y me he dado un buen baño relajante (de hecho me he llegado a dormir un par de veces). Por eso, voy a aprovechar y me voy a la cama en cuanto publique la entrada que mañana hay que aprovechar el día. Y perdonad que no tenga más fotos pero con la lluvia he decidido dejarme la reflex en el hotel.

¡Mañana más!


14/1/12

Corea (y 3)

Voy muy mal de tiempo, pero si no escribo de una vez esta entrada, no sé cuando podré, así que perdonad que esté escrita "deprisa y corriendo".

Puente colgante y nuevos hoteles "a lo Benidorm" a las afueras de Busán (zona denuestro hotel)
En realidad, voy a empezar por el final. Como el vuelo de vuelta lo cogimos también en Busán, pasamos dos noches allí antes de volver. Es una ciudad bastante grande, de unos 3 millones y medio de habitantes, pero hay poquísimo que hacer. Por la mañana fuimos al centro, en el que visitamos el mercado de pescado, con cosas realmente extrañas. Era curioso el contraste entre los pescateros descongelando los bloques de pescado a golpes contra el asfalto, y a menos de 5 minutos andando edificios de última generación con comercios tipo Dior o Prada. A parte de eso, no había mucho que ver en la ciudad, que se llena en verano por el turismo de playa, pero que nos decepcionó mucho en general. Volvimos dando un larguísimo paseo por la playa, junto al gran puente colgante, y por la noche nos invitaron los dueños del albergue a unas cervezas y estuvimos charlando hasta las tantas con otras chicas que también estaban de turismo.

Zona turística junto a la playa de Youngdae en Busán

Si recordáis, me faltó por contar la visita a la Zona desmilitarizada entre las dos Coreas, que es en realidad "la chicha" de la entrada. Por definición, una zona desmilitarizada es un territorio neutral, siendo una banda de terreno desocupado a ambos lados de la frontera (en este caso, 2 kilómetros a cada lado), en el que no se permite actividad militar. Sin embargo, es un lugar con una presencia militar muy fuerte (aunque son tropas especiales, solo para este propósito) y en el que han habido altercados serios en ocasiones anteriores, que han llegado a matar a soldados surcoreanos y estadounidenses.

Hay varias empresas que organizan visitas a esta zona, en el que se visitan diferentes puntos singulares. El control es muy fuerte, hay que llevar el pasaporte, lo miran varias veces y a ratos nos tiene que acompañar un soldado en el autobús. Además, muchas de las instalaciones que visitamos están prohibidas para los propios surcoreanos (no se consideraría neutral).

Entre las visitas, están las instalaciones de las fuerzas de seguridad, con un vídeo muy patriótico en el que te cuentan la gran labor que están haciendo. También se puede visitar uno de los túneles que intentaron cavar desde Corea del Norte, de los que hasta ahora se han descubierto 3. Como dato curioso, las paredes del tercer túnel (el que se puede vistar), excavado en roca dura, tienen manchas negras. Esto es así porque cuando los norcoreanos fueron descubiertos, quisieron argumentar que habían hecho la excavación para explotar el carbón de la zona, y disimularon pintando las paredes. No nos dejaron hacer fotos.

Uno de los muchos monumentos dedicados a la reunificación, a la entrada del túnel.
 Estoy de acuerdo en que los norcoreanos son "los malos", más que nada por las pésimas condiciones de vida en su país y por usar el armamento nuclear como moneda de cambio. Desde Corea del Sur insisten en el lavado de cerebro que hace el gobierno a la población en el norte, pero los del sur tampoco se quedan cortos. Al final, las visitas turísticas, a parte de proporcionarles unos ingresos bestiales (la visita nos costó más que el billete de tren para cinco días), es una gran arma propagandística. El complejo está lleno de buenos propósitos de reunificación por el sur pero a la vez insisten y se recrean en contar los engaños y artimañas del norte, a veces desde un punto de vista nada objetivo.

Había un concurso de viñetas en una de las zonas del arroyo de Seúl. Esta me gustó mucho.
Sin duda, el mejor momento de la visita fue el momento que estuvimos a escasos metros de la frontera. Ese día estaba muy tranquilo, porque el día anterior había sido el entierro de Kim Jong-il, por lo que el otro lado había suspendido las visitas, y solo había un soldado al otro lado, mirándonos por los prismáticos. Pese a todo, la tensión en el ambiente era inmensa. También entramos en un edificio que comparten las dos Coreas, atravesado por la frontera, así que técnicamente llegamos a pisar suelo norcoreano.

Frontera entre las dos Coreas. De hecho, el edificio al frente es norcoreano.
 
Exactamente la frontera es el bordillo de que atraviesa las rejillas. Lógicamente en el norte hace más frío y por tanto nieva más.
Fijáos en el soldado norcoreano arriba a la izquierda. Aunque no se le ve la cara, ¿a que tiene pinta de malo malísimo?
 Nuestra guía la verdad es que disfrutaba con la visita. Un inglés muy bueno, un look de los años 90 que tienen casi todas las mujeres de su generación, y un nombre muy apropiado: China Lee. Adriano y yo estuvimos todo el día con la bromita. Eso sí, cuando la mujer hablaba de Corea del Norte, se le cambiaba la cara y le notabas el odio en la voz, aunque supongo que es normal, después de una guerra tan dura.
 
China Lee explicando algo dentro del edificio compartido.
La frontera entre las dos Coreas es el eje de la mesa, y el soldado tiene un pie en Corea del Norte y otro en Corea del Sur.

Por último, insisten mucho en que las dos Coreas están unidas por tren, y que en el momento en que se firme una paz permanente, se podrá viajar de Seúl a Pyongyang de inmediato, y que ese será un gran día. Mientras tanto, la última estación de Corea del Sur, Dorasan, es otra de las grandes atracciones turísticas de la visita, y para nosotros fue uno de los momentos más simbólicos del viaje: unos chavales muy jóvenes, militares en la frontera, volviendo a casa en tren por año nuevo, haciendo el tonto como cualquier otra persona de su edad (y eso que los militares trabajando en la zona son verdaderas tropas de élite y todo un orgullo para su país). Por supuesto, llevando las gafas enormes que llevan absolutamente TODOS los coreanos de nuestra edad, a veces incluso sin cristales. Yo quería traerme unas, que las vendían muy baratas en puestos en al calle, pero tras probárnoslas Adriano y yo, vimos que no son aptas para ojos occidentales. Se nos veía muy ridículos, con unos ojos enormes. Así que con esta foto me despido, y aunque tengo una semana mortal, prometo escribir antes del viaje a Osaka el jueves. ¡Un abrazo!

EDITO: ¡Se me olvidó poner la vuelta que dimos con el avión de regreso a Sapporo! (Es que llegamos antes de la hora prevista y no teníamos pista para aterrizar)




11/1/12

Entrada aburrida

Buenas. Sé que toca Corea (3), pero no tengo mucho tiempo ahora mismo (tal vez el fin de semana), y además me estáis preguntando muchos qué es de mi vida últimamente porque con tanto viaje no hablo mucho de mi vida aquí, así que hoy entrada aburrida... se siente.

Pequeña ventisca de vuelta a casa esta noche (esta es la calle principal de la universidad, aunque no lo parezca)
Lo primero, decir que los primeros meses de nieve no son nada comparado con lo de ahora. Los caminos del campus se han convertido en "cañones", con más de un metro de nieve a ambos lados en muchos casos, y menos mal que quitan la nieve todas las mañanas, porque si no sería imposible llegar a clase. En la ciudad es diferente, porque de por sí hace menos frío, y hay más paso de personas. Además, muchos edificios públicos y aparcamientos tienen sistemas de calefacción para fundir la nieve de las entradas (y luego en el campus apagan los secadores de manos "para ahorrar energía"...). En cuanto a la temperatura, al venir de la universidad esta noche (a eso de las 11) el termómetro marcaba -9ºC. Sin embargo, sigue sin parecerme el "frío extremo" que me prometieron...

Esto me parece matar mosquitos a cañonazos, la verdad...

En cuanto a mi día a día, este mes tengo todas las entregas (me gusta el nombre en inglés, y que también usan los japoneses: "deadline"...). Si le sumamos que voy a estar una semana en Osaka, todo se acumula:
Por un lado, el concurso de Madrid: la entrega es el 20, pero como me marcho el 18 a Osaka, tiene que estar listo para ese día. Estamos quedando unas 3-4 horas todos los días para trabajar en el proyecto, y aunque vamos MUY lentos, estoy bastante contento con los resultados (aún tengo dudas de si llegaremos...).

Por otro, la entrega de Blasco Ibáñez y Odori Koen: reunión final el 17, y exposición pública el 1 de Febrero.

También para final de mes, tengo que preparar una exposición de más o menos una hora sobre la riada de Valencia... creo que me la dejo para cuando vuelva de Osaka, aunque solo tenga 3 días.

Y, a parte de eso, pequeñas entregas y presentaciones de otras dos asignaturas, pero que comparado con lo que solemos hacer en Valencia, es realmente poco.

Por último, pero no menos importante, los fines de semana salgo siempre que me lo proponen, porque siento que ya estoy casi yéndome de la ciudad. Además, nos hemos aficionado a ir a un sitio a beber, que nos cuesta dos horas de barra libre, con un plato de comida cada uno, unos 12-13€. Es MUY barato si pensamos que una sola cerveza ya te cuesta cerca de los 8€. Y la verdad es que lo pasamos bastante bien, y no pilla lejos de casa. Lo único es que salgo con otros "gaijin" por lo que hablamos todo el rato en inglés, así que tengo el japonés un poco abandonado.

Nada más. Este fin de semana haré todo lo posible para acabar de contar el viaje a Corea, y para el de Osaka seguramente me llevaré el portátil y escribiré desde allí. Y de regalo, os dejo una de esas fotos curiosas que tengo mil y nunca pongo.

Nuevas delicias japonesas: onigiri de jamón ibérico.
En su momento, me pareció carísimo, pero ahora me arrepiento de no haberlo probado.

7/1/12

Corea (2)

En la última entrada me quedé llegando a la estación de Seúl. Como os dije, Seúl es la capital del país, y también lo era antes de la separación de las dos Coreas. Es una ciudad realmente grande: 10 millones de habitantes oficialmente, unos 25 millones en su área metropolitana (por lo tanto más del 50% de la población del país). Después de Tokyo, es la aglomeración urbana más grande del mundo, muy muy cerquita de México DF y Nueva York.

Sin embargo, la ciudad en sí se puede recorrer a pie sin problemas, aunque el metro se extienda a lugares a los cuales se tarda sin problemas más de dos horas. Por ejemplo, Manhattan me pareció muchísimo más extenso que el centro de Seúl, teniendo un núcleo claramente dominante, a diferencia de Seúl, que funciona más bien como una red de nodos (y eso que es 4 veces más densa que Nueva York).

Dicho esto, las principales atracciones turísticas de la ciudad son los palacios y el santuario repartidos en lo que eran las afueras de la ciudad (se conserva algún tramo de muralla y sus puertas). Además, los terrenos de estos palacios son muy extensos, con lo que acaban funcionando como los grandes parques urbanos de la ciudad. Sus nombres, por supuesto, impronunciables: Gyeongbokgung, Gyeongbokgung y Changgyeonggung son los tres palacios más importantes.

Palacio de Changgyeonggung
 En realidad, el coreano es un idioma con muchos elementos en común con el japonés y con el chino (poquitos, algo así como el castellano con el inglés). Como ya explicó Gadea, antiguamente usaban caracteres chinos, pero se creó el hangul para que resultase más fácil de estudiar y reducir el analfabetismo. En realidad, el hangul es un sistema muy inteligente para escribir los sonidos: tienen unos 40-50 símbolos, cada uno representando un sonido (una consonante, una vocal o un diptongo), y esos símbolos se combinan en un único carácter. Os pongo un ejemplo:


Las tres sílabas del ejemplo acaban en "i", que es el palito que se ve a la derecha de cada uno de los tres caracteres. Como véis, cada carácter está formado por los tres símbolos (sonidos) que forman la sílaba (suelen ser consonante-vocal-consonante). La excepción es el símbolo de en medio, en el que el carácter que parece una "o" representa el sonido "ng" y es mudo si va al principio de la sílaba. Se entiende el sistema, ¿no?

Además, el japonés nos vino muy bien en el país. Por un lado, los nombres de los sitios también se escriben con símbolos chinos, cuya lectura es parecida en japonés. Así, por ejemplo, la puerta este de la antigua muralla, "dongdaemun", se leería en japonés "todaimon" (para los que estudiáis japonés: 東大門). Se parecen, ¿no?

Por otro lado, casi todos los turistas que van al país son japoneses, y casi todo el mundo chapurrea algo de japonés, a veces mejor que el inglés, así que nos vino bien en alguna ocasión. Por ejemplo, cuando fuimos a ver el santuario, teníamos que esperar más de dos horas para visitarlo con guía en inglés (no dejaban verlo por nuestra cuenta), pero conseguimos meternos en la visita en japonés, aunque nos costó convencer a la que vendía las entradas. Además, el último día en Seúl, se vino con nosotros a visitar uno de los palacios un hombre japonés muy majo, que hasta nos invitó a comer.

Santuario de Jongmyo. Realmente de una escala impresionante, pensado para celebrar grandes acontecimientos religiosos.

A parte de templos y palacios, también subimos en teleférico hasta la N Seoul Tower, una torre de telecomunicaciones en lo alto de la montaña, con un mirador en lo alto. La pena era que la ciudad estaba muy nublada (aunque luego descubrimos que era contaminación), con lo que se veía poquito.

Vista del centro de Seúl desde la N Seoul Tower (esta foto está MUY retocada)
También visitamos la recuperación de un antiguo arroyo, en pleno centro urbano, que hasta hace poco estaba cubierto por una autopista. Se ha creado un pequeño parque urbano, bastante interesante. De hecho, fue un gran logro para el alcalde del momento, que ahora es el actual primer ministro del país (o presidente, no estoy muy seguro...). En general, me encantaba pasear por la ciudad sin rumbo, rodeado de edificios altísimos, algunos de ellos muy raros, y todo lleno luces y anuncios ruidosos. Y, sobre todo, ver como para millones de personas eso es su día a día.

Uno de los muchos tramos del arroyo, todos diferentes entre sí
Además, en todas las ciudades que visitamos, pudimos ver que el país está plena explosión urbana (sí, quieren crecer aún más...), y se ven grúas y edificios en obras por todas partes. Como casos singulares, están construyendo el nuevo ayuntamiento, con un muro cortina curvo muy extraño; así como un gran complejo cultural diseñado por Zaha Hadid, así que ya os podéis imaginar... También fuimos a visitar el nuevo centro financiero (a más de 1h en metro), que va a ser enorme, y aunque ya hay algunos rascacielos construidos, aún hay zonas sin urbanizar del todo.

Boca de metro en el nuevo distrito financiero
Por último, os comento que es una ciudad muy fría . Nosotros tuvimos suerte, y creo que ningún día bajó de los 0ºC o -1ºC (la semana anterior estaban a unos -10ºC), pero sin duda se sentía mucho más frío que en Sapporo. Una de las guías comentó que, aunque ese día llevaba "solo" 7 u 8 capas de ropa, normalmente llevaba en torno a 15, si no recuerdo mal. Aunque yo, con mis 3, era feliz. El único problema fue que en la "guest house" en la que nos quedamos, teníamos que atravesar el patio abierto al que daban todas las habitaciones cada vez que íbamos al aseo, y el volver de la ducha era toda una tortura.

Para la próxima entrada me guardo la interesante visita a la frontera con Corea del Norte, y la vuelta a Busán.