14/1/12

Corea (y 3)

Voy muy mal de tiempo, pero si no escribo de una vez esta entrada, no sé cuando podré, así que perdonad que esté escrita "deprisa y corriendo".

Puente colgante y nuevos hoteles "a lo Benidorm" a las afueras de Busán (zona denuestro hotel)
En realidad, voy a empezar por el final. Como el vuelo de vuelta lo cogimos también en Busán, pasamos dos noches allí antes de volver. Es una ciudad bastante grande, de unos 3 millones y medio de habitantes, pero hay poquísimo que hacer. Por la mañana fuimos al centro, en el que visitamos el mercado de pescado, con cosas realmente extrañas. Era curioso el contraste entre los pescateros descongelando los bloques de pescado a golpes contra el asfalto, y a menos de 5 minutos andando edificios de última generación con comercios tipo Dior o Prada. A parte de eso, no había mucho que ver en la ciudad, que se llena en verano por el turismo de playa, pero que nos decepcionó mucho en general. Volvimos dando un larguísimo paseo por la playa, junto al gran puente colgante, y por la noche nos invitaron los dueños del albergue a unas cervezas y estuvimos charlando hasta las tantas con otras chicas que también estaban de turismo.

Zona turística junto a la playa de Youngdae en Busán

Si recordáis, me faltó por contar la visita a la Zona desmilitarizada entre las dos Coreas, que es en realidad "la chicha" de la entrada. Por definición, una zona desmilitarizada es un territorio neutral, siendo una banda de terreno desocupado a ambos lados de la frontera (en este caso, 2 kilómetros a cada lado), en el que no se permite actividad militar. Sin embargo, es un lugar con una presencia militar muy fuerte (aunque son tropas especiales, solo para este propósito) y en el que han habido altercados serios en ocasiones anteriores, que han llegado a matar a soldados surcoreanos y estadounidenses.

Hay varias empresas que organizan visitas a esta zona, en el que se visitan diferentes puntos singulares. El control es muy fuerte, hay que llevar el pasaporte, lo miran varias veces y a ratos nos tiene que acompañar un soldado en el autobús. Además, muchas de las instalaciones que visitamos están prohibidas para los propios surcoreanos (no se consideraría neutral).

Entre las visitas, están las instalaciones de las fuerzas de seguridad, con un vídeo muy patriótico en el que te cuentan la gran labor que están haciendo. También se puede visitar uno de los túneles que intentaron cavar desde Corea del Norte, de los que hasta ahora se han descubierto 3. Como dato curioso, las paredes del tercer túnel (el que se puede vistar), excavado en roca dura, tienen manchas negras. Esto es así porque cuando los norcoreanos fueron descubiertos, quisieron argumentar que habían hecho la excavación para explotar el carbón de la zona, y disimularon pintando las paredes. No nos dejaron hacer fotos.

Uno de los muchos monumentos dedicados a la reunificación, a la entrada del túnel.
 Estoy de acuerdo en que los norcoreanos son "los malos", más que nada por las pésimas condiciones de vida en su país y por usar el armamento nuclear como moneda de cambio. Desde Corea del Sur insisten en el lavado de cerebro que hace el gobierno a la población en el norte, pero los del sur tampoco se quedan cortos. Al final, las visitas turísticas, a parte de proporcionarles unos ingresos bestiales (la visita nos costó más que el billete de tren para cinco días), es una gran arma propagandística. El complejo está lleno de buenos propósitos de reunificación por el sur pero a la vez insisten y se recrean en contar los engaños y artimañas del norte, a veces desde un punto de vista nada objetivo.

Había un concurso de viñetas en una de las zonas del arroyo de Seúl. Esta me gustó mucho.
Sin duda, el mejor momento de la visita fue el momento que estuvimos a escasos metros de la frontera. Ese día estaba muy tranquilo, porque el día anterior había sido el entierro de Kim Jong-il, por lo que el otro lado había suspendido las visitas, y solo había un soldado al otro lado, mirándonos por los prismáticos. Pese a todo, la tensión en el ambiente era inmensa. También entramos en un edificio que comparten las dos Coreas, atravesado por la frontera, así que técnicamente llegamos a pisar suelo norcoreano.

Frontera entre las dos Coreas. De hecho, el edificio al frente es norcoreano.
 
Exactamente la frontera es el bordillo de que atraviesa las rejillas. Lógicamente en el norte hace más frío y por tanto nieva más.
Fijáos en el soldado norcoreano arriba a la izquierda. Aunque no se le ve la cara, ¿a que tiene pinta de malo malísimo?
 Nuestra guía la verdad es que disfrutaba con la visita. Un inglés muy bueno, un look de los años 90 que tienen casi todas las mujeres de su generación, y un nombre muy apropiado: China Lee. Adriano y yo estuvimos todo el día con la bromita. Eso sí, cuando la mujer hablaba de Corea del Norte, se le cambiaba la cara y le notabas el odio en la voz, aunque supongo que es normal, después de una guerra tan dura.
 
China Lee explicando algo dentro del edificio compartido.
La frontera entre las dos Coreas es el eje de la mesa, y el soldado tiene un pie en Corea del Norte y otro en Corea del Sur.

Por último, insisten mucho en que las dos Coreas están unidas por tren, y que en el momento en que se firme una paz permanente, se podrá viajar de Seúl a Pyongyang de inmediato, y que ese será un gran día. Mientras tanto, la última estación de Corea del Sur, Dorasan, es otra de las grandes atracciones turísticas de la visita, y para nosotros fue uno de los momentos más simbólicos del viaje: unos chavales muy jóvenes, militares en la frontera, volviendo a casa en tren por año nuevo, haciendo el tonto como cualquier otra persona de su edad (y eso que los militares trabajando en la zona son verdaderas tropas de élite y todo un orgullo para su país). Por supuesto, llevando las gafas enormes que llevan absolutamente TODOS los coreanos de nuestra edad, a veces incluso sin cristales. Yo quería traerme unas, que las vendían muy baratas en puestos en al calle, pero tras probárnoslas Adriano y yo, vimos que no son aptas para ojos occidentales. Se nos veía muy ridículos, con unos ojos enormes. Así que con esta foto me despido, y aunque tengo una semana mortal, prometo escribir antes del viaje a Osaka el jueves. ¡Un abrazo!

EDITO: ¡Se me olvidó poner la vuelta que dimos con el avión de regreso a Sapporo! (Es que llegamos antes de la hora prevista y no teníamos pista para aterrizar)




4 comentarios:

  1. Buenísima!!!!

    No me imaginaba que se les ocurriera explotar la frontera como atracción turística. Me ha sorprendido mucho.

    Un beso

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  2. Me encanta la foto junto al tren , mandamela por correo para guardarmela con buena definicion , es genial !!!!!!!
    La entrada interesantisima,a unos fotografos amigos de Gines y mios les gusta mucho las fotos que vas publicando.
    Buen viaje a Osaka.
    Un abrazo.

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  3. Jajaja!! Lo de la pantallita es mortal!! El avion haciendo un looping casi casi... xDDD

    Muchas gracias por contarnos tu viaje por Corea del Sur, ha sdo muy interesante ^^ Y la verdad, me ha hecho gracia que me hablaras de ciudades y "barrios" cercanos a Seul que ya conocia por pelis (la verdad es que ahora me hago una idea un poco mas clara xD, que podria mirar un mapa y ya está, lo sé, pero bueno =P)

    La verdad es que la diferencia en el uniforme es bastante evidente, ya solo en el color... xDD Lo que me parece raro es que, aunque haya sido el funeral de Kim-Yong Il, sólo hubiera un soldado! O_O

    Mucho ánimo con la semana que te espera y disfruta de tu viaje a Osaka!!

    P.D: No se si es mi ordenador, pero me está dando problemas al cargar tu página >.<

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  4. Love the photos!!....It's great to see you are having such a good time and experiencing lots of new things!

    Looking forward to hearing about Osaka....

    xxx

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