21/1/12

Kansai, día 3: Kyoto, algún templo, y mucho high-tech

Uf, hoy he vuelto muy tarde, mañana quiero madrugar, ¡y tengo tanto que contar!

Aunque no tanto como quería, esta mañana he madrugado y he cogido un tren a Kyoto. Está muy cerca de Osaka, pero me hacía muchísima ilusión coger un Shinkansen (tren bala). Es un transporte muy caro, y cogerlo para un trayecto tan corto me parecía una buena oportunidad para probarlo sin gastarme un dineral. Aunque hace tiempo que tenemos trenes iguales de rápido en el resto del mundo, el Shinkansen fue el primer tren de alta velocidad (en 1964, entonces alcanzando "solo" los 270 Km/h), y además sus vagones son muy espaciosos y el tren es extremadamente silencioso.


 Ya en Kyoto, recibido por la colosal y controvertida estación diseñada por Hiroshi Hara, he cogido un autobús hasta Kiyomizudera, un templo levantado sobre una compleja estructura al borde de una gran pendiente, pero que pese a su posición destacada consigue a la vez una gran integración en el bosque en el que está inmerso. La pena es que, como es normal en estos sitios, el lugar estaba abarrotado de turistas y costaba percibir la atmósfera original del complejo (aunque por suerte no tantos como en otoño o primavera, con mejor tiempo y con los árboles cambiando de color).



Dentro del mismo complejo, y haciendo caso a la "Lonely Planet" (¡gracias por el regalo, Adrian!), entré en un pequeño edificio en el que no sabía muy bien lo que iba a encontrar (la guía, tras decir que simboliza la entrada al vientre de Buda, no da más detalles para no estropear la sorpresa, pero a mí me da igual si os la estropeo a vosotros). Me hacen quitarme los zapatos, y me dice el señor que me agarre al pasamanos y que no lo suelte. Empiezo a bajar una escalera, y poco a poco se va desvaneciendo la luz, hasta llegar un momento de absoluta oscuridad. Con cuidado, voy avanzando por un pasillo sinuoso, hasta llegar a una piedra redonda ligeramente iluminada, y la rodeo mientras pido un deseo, tal y como me indicó el señor japonés (aunque luego me entero que lo que tenía que girar era la piedra, no yo a su alrededor). Sin mas, vuelvo a subir las escaleras seguramente con la misma cara de asombro con la que salían los demás.

De vuelta a la estación, con unos minutos antes de que lleguen los profesores, me escapo a ver uno de los templos, y en este caso lo más interesante es que es el primero que veo en uso. El edificio en sí, sigue una serie de reglas que comparten casi todos, y aunque siempre es interesante, es algo así como ir a ver iglesias por España: la mayoría de veces pequeñas variaciones sobre lo mismo.


 Cuando llegan los profesores, escucho que se explican algo así como que los otros alumnos han tenido problemas con el vuelo (somos 3 nada más), y cuando me dicen que soy el único haciendo la visita, me lo confirman. Así que hasta la cena, estuvimos Ozawa-sensei (mi profesor-tutor) y su mujer, de Kobe; Mori-sensei, de Osaka; y Nomura-sensei, de Kyoto y la más joven de todos. Damos una vuelta por la estación, y hablamos un poco de la polémica surgida en la ciudad: construir una estación de casi 15 pisos de altura en una ciudad que no fue bombardeada durante la Guerra Mundial por su valor patrimonial. Y el problema no es solo la estación, sino como siempre os cuento, el bestial desarrollo urbano que trae consigo. Sin embargo, sabemos como son estos proyectos, y al final acaban gustando cuando pasan unos años. Los profesores, por supuesto, encantados con el proyecto.


Desde allí cogemos un tren hasta el barrio-ciudad de Uji, en las afueras de Kyoto, y famoso entre otras cosas por su delicioso té, y por supuesto por el templo Byodo-in. Este templo es de los más antiguos que se conservan en Japón sin a penas modificaciones, y se supone que asemeja la figura del fénix. Por ello, es un edificio palafítico, aunque en una de sus etapas se le añadió un podio no se sabe muy bien por qué, con una nave central con un gran buda y dos naves laterales, que simbolizan las alas. El edificio mira hacia un pequeño lago al este, y por tanto de espaldas al oeste (en la arquitectura budista, el este simboliza el mundo de los vivos y el oeste el de los muertos, y es de donde viene buda a recoger las almas de las personas moribundas). Como curiosidad, este edificio es el que aparece en las monedas de 10 yenes.


Además, lo mejor de la visita es que nos ha acompañado un antiguo profesor de Nomura-sensei. El hombre sin duda una persona sorprendente: nacido en el complejo del templo, actualmente reside allí, y paisajista de renombre con proyectos por todo el mundo. Después de enseñarnos el templo y el pequeño museo de hormigón visto enterrado bajo la ladera, nos ha llevado a su casa y nos ha servido té normal con mochi de té verde, en una vivienda tradicional. Después nos ha llevado a su estudio, edificio muy interesante tipo "balloon-frame", y nos ha sacado los planos de detalle y todo.


De vuelta en Kyoto, se nos ha unido el estudiante chino (solo uno de los dos, no sé qué ha pasado con el otro), y ha aparecido con su mujer y su hija de 5 años. Nos ha dado una explicación de que se equivocó al coger el metro, y perdieron el vuelo... una historia muy extraña. Hemos ido a cenar a un izakaya (un típico bar japonés, para cenar de tapeo) y he sido muy agradable poder hablar de temas más personales con Ozawa-sensei y su mujer, sin la frialdad de la universidad. Como plato especial, aunque Adriana me va a matar porque me pidió que no lo probase, hemos comido Nabe (una especie de cocido que se cocina en la propia mesa) de "fugu" o "pez globo", aquel que si no se corta correctamente es venenoso, ya que contiene una potente neurotoxina (según Wikipedia, 1200 veces más intensa que el cianuro) que paraliza los músculos y en unos minutos mueres por asfixia. Por suerte este estaba bien cortado. De hecho, dicen que parte de "la gracia" de comer este pescado es que, aunque no tanto como los órganos internos, la carne también contiene pequeñas dosis del veneno, por lo que te paraliza ligeramente la lengua y sientes como un hormigueo, aunque yo no he notado nada...

Por supuesto, los profesores han invitado a la cena, incluyendo la de la mujer y la niña. Yo por lo menos me he ofrecido a pagar, y me han dicho que no enérgicamente, pero el chino ni ha preguntado, ni lo he visto agradecerles la invitación.

Finalmente, hemos cogido el tren de vuelta, y aunque todos han ido a casa, he aprovechado que hemos bajado en la estación de Osaka para visitar el "Edificio Celeste de Umeda", también de Hiroshi Hara. El edificio, de 173 m y realmente difícil de encontrar la manera de llegar a él, está compuesto por dos torres gemelas, unidas en la azotea por una gran pasarela de varias plantas, a la que se accede a través de unas escaleras mecánicas suspendidas en medio del gran vacío central del edificio. Sin ser especialmente alto, las vistas eran increíbles, con la gran conurbación Osaka-Kobe-Kyoto extendiéndose hasta el horizonte en todas direcciones.



Antes de volver al hotel, por supuesto, segunda cena, esta vez Okonimiyaki (aquella mezcla extraña que expliqué hace un par de meses, sin sabor definido). Al igual que el Takoyaki, es algo muy típico de Osaka (usan la misma masa...) y la verdad, ni punto de comparación. En la cena con los profesores, me han explicado lo diferente que son los sabores entre el norte de Japón y Kansai. Definen los sabores del norte como más intensos (pero no por ellos más sabrosos). En Kansai los sabores son más sutiles, y puedes apreciar los ingredientes más allá de tanta salsa y sobre todo tanta sal. Si lo pensáis, en Europa es parecido (pensad en Inglaterra o los Países Nórdicos).


Mañana por la mañana, cogemos el monorraíl para ir a escuchar misa a la "Iglesia de la Luz" de Ando Tadao (¿a que es una mezcla de conceptos extraña?) y por la tarde vemos varios templos en la misma Osaka. ¡Oyasumi!

(Por cierto, anoche me enviaron mis compañeros japoneses el panel del concurso acabado, que no pude quedarme a acabarlo, y ha quedado genial. No puedo subirlo en el blog, porque al fin y al cabo es un concurso. ¡Pero vosotros sí que podéis desearnos suerte!)

3 comentarios:

  1. Bueno Angel, ya veo que haces justo lo contrario de lo que te pido jajaja. Menos mal que no te he dicho "Angel, no te tires por un precipicio"XD.
    Pero bueno, ahora ya lo has probado y has sobrevivido así que haz el favor de no comerlo más, y no inventes que ahora quieres probar el sashimi del pez venenoso ese... que me tienes aquí loca ya... "que nada más que me haces sufrir" (((déjame sobreactuar un poquito jiji)))

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  2. Te has atrevido, ehh?? xDDD Yo no se si tendré valor... xDD
    Lo de las visitas a templos por tu cuenta lo veo genial, y gracia spor chafarme la sorpresa ¬¬ ... Jaja! Pero bueno, lo seguiré haciendo con la misma ilusión! ^^

    Descansa bien, que por lo que cuentas mañana te toca un di especial!!! La iglesia de la luz!!! O_O

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  3. Desde aqui me parece muy bonita la relacion que cuentas con los profesores , el ir a la casa del profesor de Nomura es todo un privilegio , son cosas que recordaras siempre.
    ¿ Que tal el japones con ellos , o usais mucho el ingles ?
    Cuanto mas cosas cuentas mas se engancha uno contigo , habra que pensar en animarte a escribir mas cosas ,no te de cuidao extenderte en comentarios sobre personas y situaciones , cuando lo haces ¡me encanta!

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